5377
{ENTREVISTAS}
'Como actor, en el límite es donde más siento'
Josúe Lapeña es junto a Martín Nalda el alma mater de Sapo Producciones, presentan 'Cura' en Actual
Josué Lapeña es actor y compone, junto a Martín Nalda, la compañía de teatro Sapo Producciones. La cita para realizar la entrevista es en el café ‘Del Revés’, quizá sin querer hemos encontrado una metáfora sobre, al menos una de las finalidades del teatro… poner al espectador del revés…, en palabras de Josué “el teatro tiene que removerte”. Josué ha llegado con antelación y acompañado de un café repasa el guión de un obra de teatro antes de iniciar la conversación. Junto a Martín y Josué, desde los primeros pasos de la compañía aparece la figura de Mapy, primero actuando y ahora desde las labores administrativas y de gerencia. Además, Sapo Producción cuenta con un grupo de actores que participan en sus montajes de forma habitual… Gema Viguera, Rubén García, Alex López y María Martín Losa.
Al reflexionar sobre Sapo Producciones, el actor resalta que “nos gusta travestirnos y jugar con el vestuario nos adaptamos mucho a cualquier estilo” y apunta que hoy en día la posibilidades de elegir no son tan grandes: “No puedes crear una gran obra de teatro dirigida a un público determinado, tienes que tratar de llegar a un público amplio para poder vivir del teatro. Es duro y complicado y hay que estar abierto a poner en marcha diferentes tipos de teatro”. En todo caso, no abandonan sus montajes más arriesgados. Buena prueba de ello es ‘Cura’, la obra que representarán en el festival Actual 2016, dentro del programa Escenarios Insólitos.
SPOONFUL.- Sapo Producciones sois Martín Nalda y Josue Lapeña… ¿Por qué actores y no abogados o ingenieros?
En mi caso… la verdad es que tiempo atrás a mi padre le hubiera gustado que hubiese sido ingeniero antes que artista o farandulero. ¿Por qué actor? Lo cierto es que yo he hecho muchas cosas. Quise ser piloto aéreo, quise hacer INEF –siempre me ha gustado el deporte y sigo practicándolo-, luego hice Publicidad y Marketing y cuando llegué a Logroño traté de buscarme la vida en alguna agencia. Entonces conocí a mi socio, a Martín, en un taller que impartía él en la Casa de la Juventud. Hablo del año 1994. Fue conocernos y comenzar a hacer teatro, algunos proyectos pequeños, otros más grandes. Comenzamos a ser Sapo Producciones al final de 1995. Martín ya trabaja antes como actor y le llamaban para realizar animaciones. Así surgió.
S.- ¿Antes no tenías la percepción de querer ser actor?
Es cierto que siempre he sido un poco ‘para afuera’, siempre me ha gustado que me vieran hacer cosas. Un poco narciso –se ríe. Viviendo en Madrid sí que traté de hacer alguna cosa relacionada con el teatro mientras estudiaba Marketing. Estando en Logroño fue cuando me planteé ir probando poco a poco. Después fueron surgiendo proyectos. Siempre me lo he tomado de una forma profesional porque Martín, cuando lo conocí, ya era actor profesional. A Martín le gustó lo que podía dar, como jugaba en escena, y decidimos trabajar juntos. Creo que en su caso es más vocacional el deseo de ser actor que en el mío. En mi caso, ha pesado que siempre, desde niño, he sido un poco payaso y con el imaginario muy disparado, algo que creo que es esencial para ser actor. Se trata de jugar, probar y sentir.
S.- Creáis Sapo Producción en 1995, hace veinte años…
Sí, a finales de 1995. Recuerdo estar en el bar El Parlamento cuando Martín me propuso montar la compañía. Buscamos un nombre que fuera divertido y corto, fácil de decir, y que no tuviera connotación teatral. A partir de ese momento comenzamos a hacer cosas. Ya como Sapo Producciones comenzamos presentando el certamen de teatro del Café Pasarena. Ahora miro atrás y pienso como tenía Martín el valor de dejarme hacer cosas sólo en aquel momento. Recuerdo que lo pasaba muy mal, que no tenía recursos donde agarrarme, pero siempre he sido muy echado ‘palante’ –a veces con más cabeza a veces con menos- y siempre me ha gustado buscar el límite. En el límite es donde más siento, disfruto de esa tensión.
S.- ¿Eráis vosotros dos sólos?
Estaba también con nosotros Mapy –alma mater de Sapo-, que ahora nos lleva los asuntos administrativos. En los inicios de Sapo, Mapy también actuaba con nosotros. Habíamos coincidido en el mismo taller de teatro que impartía Martín. Mapy hacía también de ventas; yo un poco de relaciones públicas, y Martín se ocupaba de la dirección y del vestuario. Como puedes imaginar, en una compañía pequeña al final todos hacemos de todo. Así comenzamos.
S.- ¿Recuerdas vuestro primer montaje?
Nos contrató el Supermercado Alcampo para realizar un montaje teatral, una animación dentro de las instalaciones. Recuerdo que creamos un circo con varios personajes: un jefe de pista, una elefanta, un forzudo, un zancudo, un faquir y el maestro de ceremonias. Unos personajes muy divertidos. Era una caricatura, el faquir no era faquir, la elefanta tenía poco de elefanta, el forzudo era más bien debilucho, y el maestro de ceremonias era un encantador de serpientes. Ese fue el germen del primer espectáculo infantil que creamos, ‘El Show de Mister Al’.
S.- ¿Cómo ha sido la evolución de la compañía? ¿Esperabais que siguiera el camino que ha tomado?
Creo que lo bueno de todo lo que nos ha ocurrido es que no esperábamos nada. No esperaba nada. Quería aprender, disfrutar y ganarme la vida. Recuerdo que Martín me dijo al dar los primeros pasos: “Si quieres vivir de esto te presente que no te vas a hacer rico y vas a vivir con lo justo”. Mis orígenes familiares son sorianos y estamos acostumbrados a vivir con lo justo, así que no fue un problema. No me puede quejar de cómo nos ha ido. Hemos avanzado haciendo teatro de la mejor manera posible. Poco a poco he ido formándome en esto de ser actor. Pasé dos años en Madrid en una escuela para mejorar.
S.- Veinte años haciendo teatro…
Sí, hemos pasado veinte años haciendo lo que nos gusta. Hay que reconocer que Martín y yo somos muy diferentes. En escena nos compenetramos muy bien, sabes cuando tienes que entrar y cuando dar paso, hay una extraordinaria complicidad, hay química. Fuera del escenario somos muy diferentes. Martín es más introvertido y yo soy más extrovertido; a él no le gusta nada el deporte y yo soy deportista nato… Aunque es cierto que esas diferencias enriquecedoras.
S.- No habrán sido fáciles estos veinte años, ¿no?
La vida del teatro es una carrera de fondo y, por supuesto, a lo largo de veinte años también hemos tenido nuestros malos momentos. Momentos en los que nos hemos cuestionado qué estamos haciendo. Te preguntas si vas a vivir toda la vida del teatro. No es como trabajar en una fábrica que terminas tu turno y te olvidas, en el teatro estás todo el día pensando, no descansas. Estás siempre alerta y es algo que desgasta mucho. Siempre planteándote si vas a tener curro dentro de dos meses, si nos van a llamar, si lo que propones va a gustar…
S.- De alguna manera, sois una referencia en el teatro de Logroño, ¿no?
No lo sé… me congratula que pueda pensarse que es así. Si tienes en cuenta el tiempo que llevamos como compañía puede ser. Me hace sentir muy bien, muy orgulloso, que pueda pensarse así de Sapo Producciones. Ojalá hayamos servido para que otras personas hayan dicho ‘quiero hacer lo que hacen los de Sapo’ y hayan decidido dedicarse al teatro. Llevamos ya mucho tiempo y cuando empezamos no había muchas compañías profesionales en Logroño… o ninguna… Antes que nosotros estuvo Ricardo Romanos, con el que también hemos colaborado.
S.- En Actual 2016 presentáis ‘Cura’…
Reestrenamos ‘Cura’…
S.- ¿Qué vamos a ver?
Es una tragicomedia sobre un cura, un claro ejemplo de muchos casos que ha habido de pederastas en España y en el mundo. El espectador además lo va a ver dentro del espacio escénico del teatro y espacio teatral, dónde las circunstancias suceden, que es una iglesia. Como escenario insólito hemos elegido la iglesia del antiguo convento de Madre de Dios, que es actualmente centro cívico. Los hechos se desarrollan que contamos se desarrollan ahí, en un iglesia. El cura de la obra está dando misa. Quería abordar un montaje relacionado con la Iglesia porque a mí me ha influido mucho. Estuve estudiando en un colegio de curas hasta los catorce años. Me ha influencia mucho la religión en mi crecimiento, en mi niñez. Tengo la sensación de haber estado un poco fantaseado por lo que me contaban. Creo que me ha hecho más mal que bien en mí. Quería hablar de esos temas, siendo conscientes de que es un tema delicado y sensible.
S.- ¿Son importantes para Sapo Producciones los temas de actualidad en vuestros montajes?
Sí. Siempre influyen y, de una manera u otra, siempre están presentes. Cuando trabajas en un montaje y comienzas a pergeñarlo siempre influye el momento, lo que está sucediendo. Por ejemplo, en la ‘Comedia del Sitio de Logroño’ –que se representa en las fiestas de San Bernabé-, que es comedia del arte, con máscaras, similar a la que se representaba en los siglos XV y XVI, parodiamos lo que sucede. Del mismo modo que lo hacía los actores de la época. Intentamos, aunque contamos cada año la historia de dos enamorados –un capitán francés y una logroñesa y sus familias- siempre tratamos de incorporar aspectos del momento actual.
S.- ¿Por qué el teatro es político, social, tiene que hacer pensar, o sólo entretener?
Todo. Al final el teatro es todo. Al primero que tiene que entretener es a uno mismo, al actor que interpreta al personaje. Después, tiene que tenerte en la silla despierto, sorprendido, sino ya te encuentras muchas cosas en la calle que te cuentan historias. El teatro tiene que multiplicar por diez esa sensación. El teatro tiene que hacerte vivir un momento –sean diez minutos o dos o una hora- que te remueva, que te haga pensar…
S.- ¿El escenario político actual tiene un montaje teatral?
Sí, lo tiene. Lo que pasa es que meternos en esas temáticas nunca nos ha movido mucho. Si hemos pensado en hacer alguna historia reivindicativa…
S.- ¿Quizá es complicado que la ficción supere a la realidad?
Sí, así es. Es complicado superar a la realidad. Siempre pasa, la realidad supera a la ficción. El tema político es complicado de abordar. Como te decía antes, en caso de la ‘Comedia del Sitio’ sí que lo tocamos, pero la propia comedia del arte lo pide…
S.- ¿Escribís vuestros propios textos?
Habitualmente escribimos los textos Martín y yo. También hemos trabajado bastante con Jorge Padín, que es director y actor. Normalmente, escribimos nuestros propios montajes, no todos, pero si la mayoría. Por ejemplo, Las Rutas Teatralizadas, con las que comenzamos en 20014, hemos escrito alrededor de catorce rutas diferentes y cada una tiene entre cuatro y seis escenas de diez minutos. Todas las hemos escrito nosotros.
S.- ¿Cómo es el trabajo previo de vuestros montajes?
En función del tipo de espectáculo trabajamos de una manera u otra. Depende si es una obra teatral propia, animaciones o algún montaje de encargo, pero lo habitual es que las escribamos nosotros. También trabajamos en función de si la obra se va a representar una sola vez o más. Realizamos un trabajo de campo, de investigación, nos impregnamos del tema para conocerlo, de modo que al comenzar a escribir que el personaje surja. Siempre tratamos darle un aspecto cómico. En otros casos comenzamos desde la improvisación. Al principio es un caos, parece que nada cuadra, pero al final surge.
S.- ¿Crees que el teatro ha llegado a Actual para quedarse?
Creo que sí. Tanto como por la Dirección General de Cultura que había el año pasado como por la actual parece que esa es la idea. Han propuesto un festival variado con música, cine, teatro, artes plásticas, exposiciones… Creo que sí, esa es la percepción que tenemos. La disposición es buena y hay que valorar que se plantean los proyectos de una perspectiva profesional.
S.- ¿Es el teatro, el capítulo más sorprendente de Actual?
Sí, desde el punto de vista de que antes no había teatro en el programa del festival. Creo que se innova con estas propuestas, pero claro yo no lo veo desde fuera. El teatro de Actual sorprende por su condición de plantear un teatro diferente, en espacios insólitos. Quizá estamos más acostumbrados a ir a un concierto y al cine, que al teatro.
S.- Hablando de teatro… ¿en qué obra te quedarías a vivir?
Algo que me hizo ir a Madrid a estudiar teatro a la Escuela de María del Mar Navarro, que se sirve del método de Jaques Lecop, que fue un maestro teatral que trabajaba desde el movimiento, fue por ver una obra interpretada por Toni Albá, que se titulaba ‘Brands y la comedia de los errores’. Toni Albá y Sergi López se formaron con María del Mar Navarro. Cuando fui a ver ‘Brands’ fue extraordinario. Nunca me he metido tanto en un montaje como en aquella ocasión. Tiene una línea siempre ascendente y delirante… En ‘Brands’ me quedaría a vivir…
LO MÁS LEIDO
Suscripción a la Newsletter 