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{ENTREVISTAS}
'Creo que en el terreno íntimo lo mejor es que no haya reglas'
Isabelle Stoffel interpreta 'La Rendición', las memorias íntimas de la bailarina Toni Bentley
La actriz Isabelle Stoffel ha adaptado el libro de Toni Bentley, ‘La Rendición’, una historia que aborda el sexo y la sodomía, a través de un texto de “enorme delicadeza y elegancia”, tal y como describe el responsable del teatro Bretón de Logroño, Jorque Quirante. Stoffel es también la intérprete de un monólogo que comenzó a representarse hace ahora dos años en ‘Microteatro’ y que tras su descubrimiento fue reestrenado en el Centro Drámatico Nacional. A lo largo de este tiempo ha girado por España, ha visitado Argentina y también el prestigioso festival de Edimburgo. Sigfrid Monleón, director de cine que ha firmado, entre otros trabajos, ‘La isla del holandés’, ‘El cónsul de Sodoma’ o ‘La bicicleta’, es el director de ‘La Rendición’, su primer monyaje teatral.
Isabelle Stoffel nació en Basilea (Suiza) y cuenta con una amplia trayectoria en el cine y en el teatro español. ‘Invisibles’, ‘Sobre el arco iris’, ‘Un franco, 14 pesetas’, ‘Los ilusos’ o ‘Todas las canciones hablan de mí’ cuentan con la presencia de la actriz, que alude a ‘La Rendición’ como “una búsqueda de la trascendencia y lo divino por parte de una mujer, una bailarina, que donde realmente la encuentra es en la sexualidad; en un amante que la introduce en la sodomía”.
S.- ¿Qué nos cuenta la adaptación de ‘La Rendición’?
Es un espectáculo basado en las memorias eróticas de Toni Bentley; un libro que se publicó en la colección ‘La sonrisa vertical’ de la editorial Tusquets y que llegó a mis manos a través de una amigo. Lo leí y me encantó. Es la voz de una mujer que cuenta su experiencia íntima. Una bailarina en busca de lo divino y que lo intenta encontrar en el escenario entrenando muy duro. La formación de una bailarina es bastante rígida, tiene que estar preocupada de su cuerpo y en constante búsqueda de la perfección. En el escenario aprende algo, una especie de trascendencia física. Se da cuenta de que aunque le duelen los pies y los tiene ensangrentados, durante la experiencia de la función sobre el escenario no siente el dolor. Así que continúa buscando esa trascendencia, pero donde realmente la encuentra es en el terreno sexual, no en el escenario. Es a través de un amante que la introduce a la sodomía, una práctica sexual que ella no conocía y que para su propia sorpresa le gusta. Está tan sorprendida que empieza a anotarlo todo.
S.- ¿Ha comentado que ‘La Rendición es también una historia de amor?
Es una relación exclusivamente sexual. La relación con este hombre es poco común sólo existe en el dormitorio y sólo es sexual. No hay vida social, nada de cenas, es una relación sólo para tener sexo. Ella no quiere conocer a este hombre más allá de la cama. Es su forma de mantener el deseo sexual muy alto durante tres años. Durante ese tiempo, esta mujer abandona mucho de su poder en este hombre y la forma de recuperar ese poder es escribiendo; toma su lápiz y comienza a escribirlo todo. Sabe describir muy bien sus sensaciones físicas, pero también sus sentimientos. Para mí, es una gran historia de amor que nace a raíz del sexo y que está contada desde un punto de vista bastante insólito, por el ojo de atrás.
S.- ¿Qué te llevo a realizar la adaptación del libro?
Ella encuentra en el sexo anal esa trascendencia que siempre buscaba, lo divino. Para mí fue muy fácil identificarme con el personaje, no por sus preferencias sexuales, sino porque todos cuando nos hemos enamorado alguna vez o hemos experimentado el sexo a un nivel muy profundo nos sentimos conectados con algo que es mayor que nosotros. Ese sentimiento es el que describe Toni Bentley en su libro. Al leerlo supe que ahí había un monólogo, un testimonio teatral.
S.- Hablas de ‘La Rendición’ como una obra que plantea muchas preguntas…
Está escrito con una gran ironía. Ella es una bailarina y está acostumbrada a verse en el espejo a observarse, a contemplarse casi desde un punto de vista exterior porque se observa todo el rato. Eso da pie a la ironía porque cuenta las cosas muy desde dentro, porque la próxima frase la concluye con una ironía. La obra tiene también un vuelo filosófico y se formula muchas preguntas ¿cuánto poder das a una pareja sexual? ¿Es necesario ser monógamo? ¿Qué pasa si no lo eres? Y bueno el tema que aborda la obra no deja de ser un tema tabú o poco habitual desde el punto de vista de una mujer… el sexo anal se ha tratado más desde lo homosexual, y desde películas en las que cuando una mujer recibe sexo anal es un acto de brutalidad. Aquí no, en la obra, el sexo anal está directamente relacionado con el placer. Ella lo cuenta todo desde un punto de vista muy femenino y muy reflexivo.
S.- ¿Cómo es la es la reacción del público?
La reacción del público es muy buena, quizá existe un anhelo de experiencias. La obra genera un impacto que hace pensar y desarrollar esos pensamientos. Quizá se trata de un público más joven y más alternativo.
S.- ¿’La Rendición habla de experiencia física o también espiritual?
La obra habla de una experiencia mística y espiritual, que convierte el sexo en algo trascendental, que deja en ese instante de ser algo sólo físico. Habla de los fragmentos infinitos que corresponden a esos momentos. Habla del paraíso, del momento que llega al orgasmo, ese momento en que se para el tiempo. Sólo cuando se detiene el tiempo se alcanza el paraíso. Cuando el tiempo se detiene todos los demás factores terrenales dejan de tener importancia.
S.- Cuando se publicó el libro en Estados Unidos el libro se tachó de ‘no feminista’, pero su autora, Toni Bentley, ha defendido que “ha llevado el feminismo a la sodomía…"
La diferencia está en si te someten o decides someterte. Si quieres llegar a un sitio al que no puedes acceder sola… es diferente a un acto brutal. La intención de la obra no es provocar, es reflexionar.
S.- ¿La adaptación de la obra quiere reivindicar o incita a reflexionar?
Para mi tiene más de reflexión. Creo que es la única forma de llegar a los demás, yo no quiero imponer nada. La obra es la experiencia de esta mujer que la cuenta a través de unas memorias íntimas, que sobre el escenario se transforman en monólogo; ese relato es el que luego trabajará dentro del espectador.
S.- ¿Quién impone las reglas en el sexo?
Socialmente no hay unas reglas escritas, lo que sucede es que al tratarse de un tema del que no hablamos muy en detalle, porque muchas veces existe cierto pudor a entrar en los detalles, entonces muchas veces se confunden las reglas de igualdad que buscamos en la vida, mezclándose con el terreno íntimo. Yo creo que en el terreno íntimo lo mejor es que no haya reglas, ¿no? Muchas veces el mejor sexo lo encontramos con la persona no adecuada en lugar no adecuado y por sorpresa. En ese sentido está bien que existan tabús, para saltárselos. Eso es lo que muchas veces hace excitante una experiencia, el saltarse los tabús, el saltarse las reglas.
S.- ¿Por qué crees que existen esas trabas, esos tabús, sobre la libertad sexual?
… creo que tener una experiencia sexual muy rica, muy profunda… también es un lugar un poco peligroso e inseguro. La pasión es una fuerza bestial, también un motor de vida y de alegría tremendo, pero es una fuerza que te puede llevar a cualquier sitio, tiene su cierto peligro. Ante eso, mucha gente prefiere ponerle límites.
S.- ¿Te resultó complicado realizar la adaptación del libro de Bentley?
Veía muy claro que había un relato teatral en ese libro. Tenía que ser fiel a lo que había leído y por otra parte tenía que captar la esencia. Tenía que lograr hacer el balance entre las dos cosas. Era mi primera adaptación teatral, no había escrito una obra de teatro antes, entonces no se decirte si fue fácil o difícil, simplemente fui haciéndolo. Fueron dos versiones, la primera duraba más que el doble que la que ahora se representa. Poco a poco fui cogiendo esa esencia y dejando la obra en una duración que pensaba que recogía todo lo que tiene de bueno la naturaleza del relato.
S.- Durante el proceso de adaptación de la obra, ¿te encontraste con situaciones en las que te autocensurabas?
… (silencio)… buena pregunta… No autocensura, pero obviamente había cosas que a mí me gustaban más o menos. O quizá, cosas que sirven más a lo que quiero contar que otras, que igual pensaba que iban en contra.
S.- Hilando con esta idea, ¿crees que la gente se autocensura en la propia vida?
Bueno, en el público que va a ver la obra no lo sé tanto. Quizá si vas a ver la obra con tres amigas te concedes más libertad de expresión que si vas con tu pareja. Lo vimos en Argentina, de donde hemos regresado hace poco tiempo, y donde comprobamos que la sexualidad se trata con un poco más de pudor que aquí. Ahí, sí noté que la gente que acude a la representación en pareja tarda más tiempo en reaccionar para hablar en voz alta del tema. Pero, en general creo que sí, que nos autocensuramos en la vida y que también lo necesitamos. Es parte de nuestra propia protección para vivir.
S.- Creo que en alguna vez has señalado que en ‘La Rendición’ está también la idea de la soledad…
Sí. Es una historia de amor que está basada en el sexo; es una mujer que cada reto físico le gusta, le pone, pero es desde ahí desde donde llega a las emociones. Es que de otra forma seríamos de piedra. Estaríamos hablando de una soledad tremenda. El tema de la soledad está en la obra porque ella, la protagonista, se autoanaliza mucho. Es una historia de amor que ella pretende proteger dentro de las reglas que ha puesto… cuando nos enamoramos queremos ver al otro todo el tiempo, eso es lo que ella no hace, pero por eso, desde mi punto de vista, no es menos amor. Es simplemente que sigue unas reglas que ella se ha impuesto para que en la cama se mantenga ese nivel de sexualidad.
S.- ¿Qué te llevó a ser actriz?
… el interés por el otro. Realmente dudaba entre estudiar psicología o ser actriz. Me di cuenta que como actriz me puedo meter en su piel y no sólo analizarlo desde fuera. Me interesan mucho los personajes, por eso pensé que ‘La Rendición’ era una muy buena obra teatral porque resulta interesante conocer a esa mujer, aunque personalmente igual no comparto todo lo que cuenta, no hace falta. Pero es muy interesante llegar a comprender cómo un personaje llega a tomar las decisiones que toma. Además, tengo un gran amor por el arte, por el cine, por el arte plástico.
S.- Has hecho cine, teatro, ¿Crees que las historias, en función de sus particularidades, encajan mejor unas en un formato y otras en otro?
Absolutamente. No es tanto el tema, los temas se pueden tratar en todos los medios, pero la forma que encuentras para hablar de ese tema es diferente en un medio u otro. En este caso, en ‘La Rendición’, para mí era clarísimo que era teatro porque necesito que el público esté ahí, el público se convierte en mi pareja actoral. Es el público el que me hace hablar, llorar, reir, pensar, es como una pareja pero que no habla. Además, esta es una obra que juega mucho con la fuerza de la sugestión y habla de un tema muy íntimo y el teatro es un magnífico lugar para jugar con la sugestión y meterte en las fantasías del espectador. En el teatro lo que puedo hacer es alimentar esa fantasía.
S.- Siempre se habla de que el teatro está en crisis, pero ¿cómo está el teatro hoy? ¿Cómo se ve desde dentro?
Es un sector que ya antes estaba muy afectado y ahora es más difícil aún hacer teatro. Hay una parte positiva y otra negativa; la negativa es que faltan los medios, para crear hay que estar bien. Yo no creo eso de que para crear hay que pasar hambre. Hoy muchos actores tienen dos trabajos, hacen teatro y luego van a rodar una serie o trabajan en otra cosa y la creación artística necesita atención y que el actor se lleve el papel a su casa y lo trabaje y al día siguiente en el ensayo muestre que lo ha digerido, sino es mucho más difícil avanzar. Por otra parte, veo que la vida teatral en Madrid, que es lo que más conozco, es muy activa. Hay teatro en muchos sitios, en peluquerías, en droguerías… hay una gran necesidad de expresión. Creo que es algo que va junto a la crisis. Además, hay una solidaridad mucho más grande entre artistas ahora que hace ocho años cuando yo llegué.
S.- Regresando al tema de la psicología que antes comentabas, el adaptar la obra y el representarla después, especialmente tratándose de una obra tan intensa, crees que te ha influenciado, te ha transformado…
Creo que un personaje siempre es una invitación a que veas a otra persona con hábitos distintos a los tuyos, una cierta invitación a acercarte, a cruzar esa frontera. Pero bueno, creo que los actores somos personas muy normales, que necesitamos saber quiénes somos para poder abandonarnos a la locura de otro y luego volver a ser uno mismo. El mito del actor medio loco me parece absurdo. ¿El personaje ha transformado cosas en mí? Seguro que sí, pero sigo siendo yo.
*'La Rendición'. Teatro Bretón de Logroño. Día 7 de noviembre a las 22,00. (Salón de Columnas).
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