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{ENTREVISTAS}

'Dos de cada tres personas que abandonan el mundo rural son mujeres, son las más damnificadas de la España Vaciada'

Laura Fuertes expone 'Olvidadas', sobre la mujer en el mundo rural, en La Gota de Leche de Logroño

Cuenta Laura que siempre le inquietó la realidad que vivió su abuela materna, Sagrario. “Trabajó toda su vida -describe- en fábricas conserveras de Autol; en el espárrago, pero al mismo tiempo se dedicó a los cuidados de una madre enferma y de un hermano. La duplicidad de tareas provocó que los trabajos fueran temporales y no cotizó por lo que no tuvo pensión. La historia de mi abuela fue la de muchas mujeres en el mundo rural”. El relato de la situación sufrida por Sagrario fue, de alguna manera, el detonante de ’Olvidadas’, el proyecto expositivo fotográfico desarrollado por Laura Fuertes, que puede contemplarse hasta el 30 de mayo en La Gota de Leche de Logroño. 

 

A través de ‘Olvidadas’ Laura ha buscado respuestas a la constante pregunta que se formula desde hace unos años: ¿Dónde están representadas las historias de las mujeres rurales? ¿Por qué sus historias apenas aparecen en libros o películas? La concesión de una Beca Inicia 2021-2022 del Ayuntamiento de Logroño le permitió ahondar en la idea de situar “un foco protagonista en la mujer rural protagonista, poniendo especial énfasis en los trabajos remunerados y no remunerados que las mujeres desempeñar en el medio rural”. Desde el centro de la sala de exposiciones, Laura relata como cargó la mochila con tres cámaras, una Hasselblad, una Canon (85 mm) y una Zenit (50 mm), las tres analógicas, e inició la ruta por los pueblos de La Rioja. “Siempre me ha gustado la fotografía analógica -detalla Laura desde el centro del patio de La Gota de Leche donde se exponen sus imágenes-, me hace pensar más, me gusta también por las texturas y por el proceso fotográfico en general”. 

 

‘Olvidadas’ es pura fotografía documental que ofrece el retrato de una treintena de mujeres de trece municipios riojanos: Nalda, Camprovín, Ojacastro, Tricio, Sojuela, Nieva de Cameros, Ortigosa de Cameros, Ajamil de Cameros, San Román de Cameros, Casalarreina, La Villa de Ocón, Cervera del Río Alhama y Autol. Laura emprendió el viaje por La Rioja Alta para continuar por los Cameros, el Valle de Ocón y concluir en La Rioja Baja. Así están dispuestas también las fotografías en la exposición, siguiendo el orden cronológico y geográfico en el que fueron realizadas. Laura conversó y retrató a ceramistas, artesanas, conserveras, elaboradoras de fundas para las botellas de vino, canteras, cocineras, queseras, cuidadoras -de padres, madres u familiares-, carniceras, alpargateras, ganaderas, champiñoneras, agricultoras e, incluso, a una sacristana de 95 años. Protagonistas esenciales de las últimas décadas del mundo rural riojano que desentrañaron un sinfín de experiencias frente a las cámaras de Laura.

En el itinerario por los pueblos de La Rioja, la respuesta a las preguntas que se formulaba Laura continuaba latente. ¿Había mejorado la situación para la mujer rural? “Quiero creer que sí. Las mujeres que hoy tienen entre 80 y 90 años no tuvieron oportunidad de estudiar, la guerra y el trabajo familiar, lo impidieron. En cambio, las mujeres que hoy tienen 50 años o menos si han tenido esa oportunidad y eso es algo esencial”. Aún así, Laura apunta un dato significativo, “dos de cada 3 personas que abandonan el entorno rural son mujeres. A pesar de que datos empíricos demuestran que las mujeres colaboran de forma significativa en la economía rural, resultan ser las más damnificadas por el fenómeno de la ‘España Vaciada’. Dos de cada tres personas que emigran del campo a la ciudad son mujeres, según el reciente informe de Despoblación, Reto Demográfico e Igualdad”.

 

Laura ha descubierto en los pueblos riojanos diferentes ‘ruralidades’. Por un lado, las mujeres que siempre realizaron trabajos no remunerados, “que eran el punto cotidiano de su vida, pero también la alpargatera de Cervera que cada vez tiene menos trabajo por la industrialización del sector en Arnedo y que recuerda que siempre fue un trabajo precario: muchas horas, muchas alpargatas confeccionadas al día y pocos beneficios; o la matanza que sobrevive como actividad generacional, trabajos olvidados que, de alguna manera tienen correlación con el título de la exposición; y el hecho de que hasta no hace tanto tiempo la titularidad de las tierras siempre estaba a nombre del hombre”. Por otro lado, en la actualidad, “prevalece un mayor empoderamiento de la mujer rural en los lugares donde existen asociaciones fuertes de mujeres rurales, como en Nalda, por ejemplo. La realidad actual ciertamente ha ido mejorando respecto a la de hace unos años, pero, el camino no ha sido fácil, y todavía, por desgracia, queda mucho por recorrer”.

Laura recorre la sala hasta detenerse frente a la última fotografía de la exposición. “A través de este trabajo quiero trasladar agradecimiento y reconocimiento a la mujer rural, a su sacrificio y esfuerzo durante décadas. Este proyecto está dedicado a las mujeres rurales, especialmente a mi abuela”. La imagen que cierra la exposición y en la fija su mirada Laura muestra a una mujer en mitad de un campo agrícola, inclinada sobre la tierra, realizando las tareas del día. No se sabe a ciencia cierta quién es, tampoco el lugar donde se encuentra, puede ser todas las mujeres y puede ser todos los pueblos. /Javi Muro



Autor: Javier Muro

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