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{ENTREVISTAS}
'En los últimos 25 años el dinero ha sido la escusa para justificarlo todo'
El director de cine y periodista presentó su película 'Madrid 1987' en los cursos de verano de la UR
David Trueba ha rodado una nueva película, 'Madrid 1987' y la ha presentado dentro del programa de Cursos de Verano, que organiza la Fundación de la Universidad de La Rioja. La protagonizan José Sacristan y María Valverde. Dos generaciones de actores y dos generaciones de personajes, en concreto un periodista veterano y una estudiante de periodismo. David explica que incide en esa idea en su película y apunta que una de las cosas que aborda es la mirada tan distinta que hay entre una generación que llega y otra que se va, con respecto a los ideales, al cinismo, a las ganas de cambiar las cosas. Para el director de 'La buena vida', 'Obra maestra' o ' Soldados de Salamina', la crisis afecta mucho a la cultura "porque institucionalmente es lo primero que se recorta", pero al mismo tiempo tiene claro que el que tiene la pasión por hacer cine lo hará. Como periodista, que también lo es, considera que el cierre de sesenta medios en un años es una debacle social y lamenta que en los últimos tiempos se hayan aceptado como periodismo cosas que no lo son./Javi Muro.
Spoonful.- 'Madrid 1987' presenta a dos personajes -un periodista veterano y una estudiante de periodismo- que se encuentran en una situación especial que les proporciona la ocasión, entre otras cosas, de hablar de un sinfín de cosas... ¿es una película sobre periodismo? ¿sobre las diferentes visiones del mundo que tienen las distintas generacioens?...
La situación en a que se encuentran los personajes les permite conversar mucho. Hablan; son temas que preocupan a los personajes y que, por lo tanto, hablan de ellos. Me gusta también no desterrar del cine a la gente sofisticada o con intereses intelectuales, me parece que a veces abusamos también de presentar una realidad como desalmada, donde la gente de lo único que está preocupada es de cosas más terrenales. Creo que en nuestra vida forman parte también esas conversaciones, esas discusiones, sobre todo en un periodo formativo.
S.- ¿Qué ha cambiado en tu cine desde ‘Amo tu cama rica’ o ‘La buena vida’ hasta ahora con ‘Madrid 1987’? ¿Cómo ha evolucionado?
Uff! Seguramente se ha ido depurando, se ha ido haciendo más realista en vez de más barroco; mascando más lo esencial. Intento mantenerme en la misma ilusión, en el mismo entusiasmo que el primer día. Hablo en el sentido de tratar de descubrir las posibilidades de cada película, empezarla de cero, no tener demasiado presente que sea tu sexta película o que llevas veinte años en esto. Olvidar todo eso y empezar de cero cada vez; es lo que hay que hacer. Cada libro lo empiezas de cero, igual con cada película, que te importa las que llevas, las que hiciste antes. Por lo tanto, se trata de recuperar un poco el espíritu de porque te dedicas a esto. No olvidar porque a los diecisiete años querías ser eso.
S.- Incidiendo en el hecho de que los personajes de ‘Madrid 1987’ son periodistas, que tu también eres periodista y columnista… ¿Cómo ves el periodismo hoy en día?
Veo las facultades llenas, ¿no? Es decir, veo que es una vocación que tiene mucha gente, que le gusta a la gente, que le atrae. Luego veo que hay muchas dificultades profesionales y empresariales. Creo que han cerrado sesenta medios de comunicación en España en un año. Eso es una debacle social y laboral para mucha gente, pero al mismo tiempo forma parte sobre la reflexión general sobre el oficio que tenemos que hacer. ¿Para qué es útil? ¿Para qué lo necesita la sociedad? Y una vez que te reivindicas como útil, como necesario, como interesante, seguramente lo lograrás. Creo también que el periodismo se ha degradado mucho; incluso se han aceptado como periodismo muchas cosas que no lo son y se ha hecho de una manera natural. Hay mucho hablar por hablar, eso no es periodismo, el periodismo tiene que tener un esfuerzo por buscar, por interpretar, por conocer. No es sólo rellenar los espacios y generar discusión. Hay más cosas detrás del periodismo. Yo no puedo reivindicar ser periodista porque tenga un carné o un título de la facultad, se tiene que reivindicar cada día con lo que escribes, con lo que presentas en tu noticiario, con tu pequeño espacio que te corresponde.
S.- ¿Se hace periodismo hoy en día?
Es una buena pregunta… si, yo creo que si, que se hace y todavía tenemos casos interesantes de periodismo que se lleva por delante una institución, al presidente de una institución, a un político. Es un periodismo que es necesario que haga una limpieza de esas tuberías democráticas. Demasiado poco. Es decir, para el enorme grado de corrupción que ha habido en este país, creo que la prensa ha levantado poco la alfombra. Es necesario que la levantara con más rigor constantemente y también que lo lectores actuaran en consecuencia frente a la información que se les da. Porque habido un momento en el que el periodismo se ha sentido muy frustrado; ha dicho: “Oye te estoy diciendo que este tío roba y tú le has vuelto a votar. Te estoy diciendo que esto está mal hecho y tu le has vuelto a votar”. Todo esto nos ha pasado. El periodismo es una profesión que está muy implicada en la sociedad y por lo tanto sufre los vaivenes morales de la sociedad también. No es independiente de la sociedad. Formamos parte del mismo grupo y si la sociedad no demanda periodismo de calidad es difícil hacer periodismo de calidad.
S.- Volviendo a ‘Madrid 1987’ y dentro del contexto que acabas de explicar, ¿los personajes abordan estas disyuntivas del periodismo, aunque sea otra época?
Si. Una de las cosas que trata es la mirada tan distinta que hay entre una generación que llega y otra que se va, con respecto a los ideales, al cinismo, a las ganas de cambiar las cosas o, simplemente, beneficiarte del río revuelto. Es una película que habla mucho del enfrentamiento entre la ingenuidad, los ideales, del que tiene ganas de hacer las cosas y del que está de vuelta y dice "no te empeñes que no vas a cambiar nada". Seguramente, ambas definiciones son correctas y puede que ambas tengan razón, me gusta ese conflicto. No hay que perder nunca ese aire juvenil; el periodista que ha decidido que las cosas no se pueden cambiar lo mejor que puede hacer es irse a su casa. Como el político; si estás en esas profesiones es para cambiar las cosas a mejor… a peor se cambian solas.
S.- Escuchándote tengo que preguntarte ¿hablamos de la degradación del periodismo ahora y la relacionamos con la crisis, pero a veces da la impresión de que viene de antes?
En los últimos veinticinco años en España –lo que se llamó la cultura del pelotazo- el dinero era la escusa para justificarlo todo por el lado de arriba; es decir, cómo se gana dinero, cómo soy rico, se permitía todo… yo cómo gano dinero hago la televisión que me da la gana, el dinero era la panacea. Ahora que no lo hay es lo mismo, sirve para todo. Como no hay dinero cortamos las cabezas de todo el mundo. Ni estando arriba ni estando abajo ha habido lo uno querría, que es criterio particular. Porque si todo viene marcado por el dinero y el estado económico, entonces no necesitamos ningún rigor. Es la ley del más fuerte y yo creo que no debiera ser así; debemos tener valores defendibles por todos y que nos sintamos comprometidos más allá del dinero o de la ausencia de dinero.
S.- ¿En el caso del periodismo ese punto intermedio es el rigor?
Por supuesto, hacer buen periodismo. Ofrecerle a la gente algo bueno… y esto también se perdió.
S.- Hablando de dinero, ¿Cómo crees que afecta la crisis al cine, la literatura –donde tú te mueves- y a la cultura en general?
A la cultura mucho porque institucionalmente es lo primero que se recorta. Se suprime porque la gente dice “eso es inútil; eso no sirve para nada”; bibliotecas públicas ¿para qué?, ¿por qué vamos a ayudar a festivales a los que va un director de cine, o un escritor a hablar?, parece que todo eso lo consideran inútil. Ahora bien, la cultura sobrevive; tiene más futuro que ellos. El cine pasará por problemas, pasará por dificultades, pero la pasión de quienes lo quieren hacer sobrevivirá y tendrán que ingeniárselas. Las dificultades son muchas porque nunca ha sido un país que haya tenido demasiado prestigio es esto. España nunca ha estado a la cabeza de nada; quizá, como el país que más ha encarcelado a sus escritores, ha exiliado a sus pintores, ha fusilado a sus poetas. En eso si vamos a la cabeza, hay pocos países que hayan sido tan crueles con su propia cultura. Eso sí, cien años después a todos les hacen una fundación o una casa museo, que luego en cuanto no hay dinero se cierra. La política institucional siempre ha tenido un punto de falsedad; no les importaba, hacían un poco como la caridad. Creo que ninguna política cultural que no arranque en la educación y en los valores sociales desde niños difícilmente tiene sentido. Es como poner unos tejados maravillosos a una casa que no tiene paredes, al final se cae.
S.- ¿Y las últimas medidas económicas aprobadas por el Gobierno cómo crees que afectarán a la cultura?
Más allá de lo del IVA y la subida del precio de las entradas –sería un detalle bonito si los cines no subieran su precio, que ofrecieran a la gente esa especie de sacrificio, aunque lo están pasando mal…-, más allá de eso, no hay que darle tanta importancia a esas cosas como al concepto general, es decir, estamos intentando saldar la deuda incrementando la deuda. La deuda aumenta, luego algo estamos haciendo mal. Me da la sensación de que es una máquina de picar carne que pide más y más y tú vas echando y pica todo lo que le eches. Llegará un momento en que alguien tendrá que decir y porque no revisamos la máquina. Lo que está claro es que cuantos más sacrificios ofrece el Estado español a los mercados más le piden los mercados. La sensación que tengo con la subida de impuestos, con la presión fiscal, con la subida de tasas, con el abandono de muchísimas funciones que hacía por parte del Estado - desde ayudas a familiares que no valen por si solos o las becas-, lo que están haciendo es estrangular las posibilidades de crecer del país. La enfermedad la conocemos todos, un problema de liquidez, pero creo que el remedio no es el correcto.
S.- Te quería preguntar también por tu faceta como columnista en El País ¿a través de la televisión se puede conocer la sociedad?
(Se ríe)… Por desgracia sí. Dime que ves y te diré quién eres. Lo que trato, más que analizar la tele, es crear un rincón de reflexión, de desprejuiciamiento, de enseñar más allá de lo que te dejan mirar, de levantarle la falda a la televisión y a la sociedad. De decir, ¡oye! Que no todos somos tontos todo el rato. Nos tratáis como tontos, pero eso no quiere decir que lo seamos.
S.- Hoy, por ejemplo, (17 de julio) ¿no has sido demasiado optimista en tu columna al decir que la tele puede hacer que vayas al teatro…?
Bueno, no lo creo. Estoy convencido de que la televisión puede ser un instrumento estupendo en una sociedad democrática, pero para eso tiene que ser democrática la tele y tienen que estar al frente de la televisión personas que no sólo tengan una idea de negocio, sino también una idea profesional, una idea de enriquecer el medio en el que trabajan. Lo que trato de decir el espectador es "exige más, no te conformes con lo que te dan, porque tú eres el rey”. Eso que te dicen de que es gratis no es cierto, no lo es. Lo estás pagando tú, lo estás permitiendo tú. Ya que tú mandas, exige más. Al final somos una sociedad de súbditos consumidores, pero nuestras decisiones, realmente tienen mucho peso y lo que nosotros decidimos consumir, lo que nosotros decidimos mirar, el canal que vemos, cambia mucho las condiciones de vida del mundo. Somos más responsables de lo que parece.
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