5556

{ENTREVISTAS}

'Mis fotografías son poesía imaginada'

La fotógrafa Mapi Rivera persigue con sus imágenes la relación entre la realidad y lo espiritual

Mapi Rivera es fotógrafa. Comenzó dibujando y escribiendo poesía, disciplinas artísticas que hoy se han convertido en la primera fase de sus proyectos visuales. Sus fotografías son tremendamente sugerentes. Mapi habla de capas de sentido, de imágenes que van más allá de lo meramente estético para acercase a lo que ella define como 'misterio'. Asegura, que siempre lleva una libreta en blanco en la que plasma sus versos, sus ideas y sus dibujos, esos que luego, con el tiempo, se transforman en series de fotografías. Imágenes en las que la propia fotógrada es protagonista y en las que trabaja con la desnudez. ¿Pudor? Ninguno, dice. "No me identifico con la imagen, una vez realizada se produce un distanciamiento". Asegura que las personas sensibles y abiertas conectan rápido con su fotografía./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Qué es la fotografía para ti?

La fotografía para mí es un medio de expresión. Empecé a utilizarla en la Universidad de forma totalmente autodidacta. En aquel entonces trabajaba con tejidos que simbolizaban pieles internas en continua transformación. El cuerpo era su soporte y la fotografía me permitió captar estas esculturas vivas.


S.- ¿Tiene que ver más con la estética, con la búsqueda de la belleza, o con una forma de expresión?

El componente estético, la belleza en mi obra, por un lado atrae, pero por otro lado invita a ser traspasada. Debo de ser algo platónica ya que comparto el sentido de que la belleza sublimada puede ser una fisura abierta a lo trascendente. El ‘puctum’ de la fotografía, tal como lo llamó Barthes, la herida que atrapa a quien la contempla, es resultado de una tensión y de una armonía que, en realidad, escapa a todo canon o norma estandarizada, se crea y se percibe por intuición.


S.- Vídeo, dibujo, poesía, fotografía… ¿siempre quisiste ser fotógrafa o fue un camino que te llevó a la fotografía?

Empecé dibujando y escribiendo  poesía  y sigo haciéndolo en la primera fase de mis proyectos. Después descubrí  que la fotografía y el vídeo eran los medios que mejor me iban para elaborar y materializar esas primeras ideas y bocetos.


S.- ¿Cómo fue ese proceso de encontrar el camino artístico o expresivo que te gustaba?

Me encontré cómoda con estos medios de expresión desde el inicio. En mi trayectoria ha habido una evolución desde los primeros trabajos (1997-98-99) hasta el presente, sin embargo, hay un hilo conductor común. Siempre me he cuestionado por una realidad interior, un cuerpo invisible dentro del cuerpo visible, que se ha ido haciendo cada vez más palpable a través del proceso de creación. Poco a poco, este cuerpo interior se ha ido expandiendo y manifestando, con forma de sol, de árbol, de mariposa, de burbuja transparente o de luz. Su campo de percepción ha ido aumentando, por ello las figuras, en mis últimos proyectos están en espacios abiertos y entornos naturales, envueltas por halos, velos o rayos.


S.- Tus fotografías resultan muy sugerentes, parecen ir más allá de la primera mirada, invitan a buscar y descubrir significados…

Al intercambiar impresiones con otras personas, he podido apreciar que es como si mis imágenes tuvieran capas de sentido. Alguien puede verlas y sentirse primeramente atraída por su estética, pero si profundiza un poco más, o se detiene en su contemplación, puede llegar a empatizar con su faceta más misteriosa, hacia allí es donde realmente apuntan, hacia el ‘Misterio’. Las imágenes narran una experiencia de transformación, de sutilización y alzamiento hacia la luz, en su sentido numinoso.


S.- ¿Cómo surgen previamente cómo ideas esas imágenes que recreas después?

Siempre tengo a mano un diario en blanco, no me falta uno en la mesita de noche y cuando viajo siempre lo llevo conmigo.  Las ideas pueden sobrecogerme en el momento más inesperado. Hay situaciones propicias como por ejemplo los llamados “estados hipnagógicos” (se dan por la noche entre la vigilia y el sueño) y los “estados hipnopómpicos ” (se dan al despertar). En general se trata de un estado de recogimiento, receptividad, en el que me vuelvo “fértil” a las ideas. Mis fuentes de inspiración son los testimonios de místicos de todas las tradiciones; sufí, budista, taoísta, hindú, cristiana… La lectura de estos textos favorece, en mi caso, los estados de ideación. Tengo muchas libretas y diarios llenos de dibujos y escritos, son los semilleros de los proyectos que elaboro con la fotografía y el vídeo. Algunos siguen allí como a la espera de poder germinar y materializarse.
S.- El cuerpo humano, el cuerpo desnudo, es protagonista de tus fotografías, pero siempre en conexión con otros elementos, ¿no?

El cuerpo me ha servido como soporte para expresar la paradoja entre una realidad sensible y otra espiritual. Yo percibía esta tensión en mi propio ser y, con el tiempo, he sabido que, en el fondo, respondía a una búsqueda de equilibrio. Por ello desde un inicio intentaba traspasar el cuerpo físico, mostrando su interior en su apariencia exterior. Con la desnudez, lo devolví al origen, a la pureza y a la inocencia del Paraíso. Ahora lo estoy hiriendo con rayos de luz, luz que pertenece al mundo de lo visionario, luz que transforma y transfigura. Todavía el cuerpo aparece intacto, pero, sin embargo, levita como símbolo de sutilización y espiritualización.


S.- También, la naturaleza, la montaña… los Pirineos, si no me equivoco…

Los paisajes de mis imágenes son entornos naturales en los que no se aprecia la huella de lo humano, son paisajes vírgenes un poco oníricos y paradisiacos. Lugares a los que me gustaría ir de vacaciones, de hecho todas las fotos han sido hechas en periodos vacacionales. Son sitios a los que viajo cuando tengo ocasión de desplazarme de Barcelona, ciudad en la que vivo.


S.-... y la luz, ya sea nítida, reflejada de un sol radiante o en juego de sombras…

Es la luz de las experiencias visionarias, la luz de la que hablan los místicos en sus relatos. Un tipo de luz con la que me siento familiarizada como creadora, pues, a menudo, me embarga con su presencia.


S.-  … y la poesía…  “Me he cubierto con un velo pero sigo desnuda. No puedo esconder mi inocencia. Me he cubierto con un velo para no deslumbrarte. ¿podrás soportar mi estado incandescente?”… versos con los que acompañabas una de tus fotografías…

La poesía es imagen verbalizada o, también podría decirlo al revés, mis fotografías son poesía imaginada. El lenguaje poético es la mejor forma de expresar lo inexpresable.

S.- Quizá también –corrígeme si me equivoco- existe en tu fotografía un aspecto reflexivo, casi filosófico… la figura humana levitando, por ejemplo… o saltando…

Más que un aspecto reflexivo o filosófico, diría que hay un aspecto místico y religioso, rescatando el sentido primigenio de la palabra, que quiere decir “re-ligar”, es decir, volver a unir. En la vía mística, la levitación simboliza la liberación, el desarraigo de lo familiar, el abandono de lo cómodo, sólo así es posible elevarse y sumergirse en lo desconocido.


S.- Creo que en un principio utilizabas modelos para realizar tus series de fotografías, pero desde hace un tiempo eres también la protagonista. ¿Ha sido una cuestión práctica o el hecho de que imágenes tan personales y reflexivas requieran la máxima implicación, la presencia en todo el proceso?

En los inicios, era mi hermana la que posaba como modelo. Cuando comencé a trabajar con la desnudez pasé a ser yo la modelo y a colaborar con el fotógrafo Ramón Casanova. Con él he realizado dos proyectos de autoría compartida en los que contamos con la ayuda de un equipo técnico. En los últimos proyectos, gracias a los medios digitales, consigo desdoblarme y estar delante y detrás de la cámara. En alguna ocasión, he tenido la suerte de contar con alguna modelo espontánea que, viéndome moverme en ese vaivén casi ritualístico, se ha ofrecido a posar conmigo.


S.- ¿Sientes pudor al verte expuesta en tus fotografías?

No tengo ningún pudor. El proceso de descubrimiento que he hecho y registrado con la fotografía me ha llevado a familiarizarme más con mi cuerpo. En según qué entornos vírgenes y salvajes, la desnudez parece lo más natural y lo extraño casi es estar vestido. Por otro lado, no me identifico con la imagen que realizo. Una vez hecha hay un distanciamiento. Estoy allí, pero podría ser cualquier persona. Me gusta pensar que quien ve las imágenes se imagina en ellas, en medio de un paisaje nevado o en la orilla de una playa desierta.


S.- ¿Cuál es la reacción de quién observa tus fotografías? ¿Qué percepción te ha llegado que extraen?

Hay personas que comunican en seguida con la obra, suelen ser personas sensibles y abiertas, no necesariamente con una formación artística. Lo que más frena la comprensión  o la empatización con estas imágenes son los prejuicios, las cargas visuales que funcionan como filtros y empañan el sentido que verdaderamente late en ellas; un impulso de amor, una entrega a la luz, un aventurarse al Infinito...



Autor: Javier Muro

Suscripción a la Newsletter Enviar