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{ENTREVISTAS}

'Si no ejecutas el alma del personaje, es que no ves al personaje'

El argentino Martín Bossi seduce a Madrid con su espectáculo de imitaciones

  A Martín Bossi le sobra versatilidad en un escenario. Actor, humorista e imitador, este argentino es uno de los artistas con más éxito en la cartelera teatral latinoamericana. Y por primera vez en Madrid, presentaba del 16 al 20 de marzo en los Teatros del Canal su espectáculo 'Un impostor apasionado'. Las voces de Freddie Mercury, Michael Jackson, Elton John, Julio Iglesias, Axl Rose... todas reunidas para un viaje por la cultura musical de los últimos 50 años, y a través de monólogos que medían la risa o el llanto en esta era de hiperconexión./Daniel Cabornero.


Spoonful.- ¿Te paran por la calle y te piden que imites a alguien?

No, no me pasa. Pero sí me pasaba de pequeño, que usaba la imitación de repente para fines que no eran muy sanos... ni legítimos. Por ejemplo, en el colegio imitaba la voz de mi papá para decirle al director "mi hijo hoy no va a ir porque está enfermo"; o imitaba a la mamá de un amigo, que era rumana, para conseguir que se viniera conmigo y ahí se armaba el lío. Después ya utilicé esto para un bien un poquito más sano como es el trabajo.


S.- ¿Cómo desconectas del trabajo? ¿En qué piensas para no pensar en los personajes?

Hago un poco de yoga, hago terapia por supuesto y hago mucho deporte. Cuando llegué a Madrid, ya miré por qué calles podía salir a trotar. Yo manejo deporte. En este espectáculo tengo a Cristiano Ronaldo entre mis imitaciones y hacemos también un poco a Messi, a Maradona... De chico, yo fui profesional del tenis y a Gastón Gaudio lo imitaba en algún momento.


S.- ¿Qué tal se lo toman tus imitados?

Pues por ejemplo, con Chayanne tuve una gran experiencia en uno de los programas de televisión más vistos de Latinoamérica. Canté con él, haciendo yo de Chayanne y fue muy gracioso. Se lo tomó bien y le gustó, pero fue muy fuerte porque yo soy un enfermito con ese tema. Te analizo intelectualmente, te muestro qué es lo que te mueve y da vergüenza, como una caricatura. Si con una máscara puesta, vos no ejecutas el alma del personaje, es que no ves el personaje. A Chayanne lo había saludado antes, pero me guardé un poquito; dije "sí, bueno, algo me parezco..." y luego en cámara ejecuté. El pibe casi se moría de rubor, yo bailaba como él y se bloqueó.


S.- ¿Alguna clave para la obra? ¿Cómo se estructura?

Para este espectáculo, como canto en inglés, tuve un año de trabajo con una profesora de fonética. Hacemos un espectáculo que siempre tiene un contenido. No es un show de imitaciones, es un show en el que yo utilizo la imitación como recurso. 'Un impostor apasionado' es una mezcla de géneros del teatro ya que hay stand up, hay comedia musical, hay imitaciones, etc. Mezclamos todos los recursos. Este espectáculo es un homenaje a la música mundial y en sus primeros 15 minutos muestro la historia de la música en mi cuerpo, desde John Lennon hasta Frank Sinatra y pasando por Guns N' Roses o Michael Jackson.


S.- Varios artistas para épocas muy diferentes...

Claro, porque después están los personajes que vienen a exponer su problemática para adaptarse a los tiempos que corren. Desde Luis Miguel cantando un reguetón hasta Julio Iglesias que quiere imitar al hijo, porque es más moderno ser Enrique que Julio. Aquí hablamos de la soledad, de la muerte, de la vida; y los personajes entran y comentan su experiencia con las nuevas tendencias musicales. También hay momentos en los que yo quiero mostrar la cultura argentina con un repertorio que debe ser identificable para todas las edades, de chicos de siete años a gente de 70.
S.- ¿Qué se encuentra el espectador?

En 'Un impostor apasionado' hay una trama y los personajes son una consecuencia. Hablamos de la pérdida del romanticismo y de nuestra forma de comunicarnos por amor con las letras de las canciones; hablamos de internet y cómo nos relacionamos en amistad, de lo adictos que somos al 'Me gusta'. El Facebook nos ha hecho perder la coherencia en la comunicación. Yo vengo a España precisamente para comunicarme. Para mí no existen las fronteras, que son un invento y un negocio que han hecho para dividirnos en idiomas, en religiones, etc. Pero el amor, la muerte y la comunicación son universales aunque nos hayan separado por una zeta o por el inglés.


S.- Porque en la nueva comunicación nos pasa lo mismo a todos.

Buf... A veces analizo a gente que postea lo mal que está: "me robaron la billetera, me cagaron a palos y me robaron el sueldo de tres meses. Mis niños no tienen qué comer" y abajo pone que a 35 personas le gusta esto... Eso me indigna. Todo el tema es mostrarte a vos. Las críticas que nosotros hacemos son sobre eso, de mostrar todo el tiempo y no sentir. Por ejemplo, le envías una poesía de Sabina por WhatsApp a una chica y, en lugar de decirte "ay qué lindo que sos, gracias", te pone el emoticón de un mono que se tapa los ojos; que yo a ese mono lo odio, ¿me entiendes? Me pone muy mal cada vez que alguien manda el mono, ¡es un mono! Y el audio también es incómodo, se me acalambra el dedo cada vez que estoy definiendo la frase y queda a medias. Nosotros en este espectáculo apuntamos a la comunicación cara a cara, al estilo propio que tenían los cantantes de antes. Ahora el estilo propio murió, ya está todo muy visto y es muy uniforme.


S.- Hay poca originalidad entre los artistas...

El tema que yo veo es falta de pasión. En el fútbol también; juegan todos iguales, como en la PlayStation. Fernando Redondo era un estilo, Hierro era otro y Butragueño otro; Andoni Zubizarreta tenía su estilo de atajar. Hoy juegan todos iguales, es terrible. En los festejos de los goles antes se gritaba, ¡los goles se gritaban! Pero ahora tienen tiempo para pararse y hacer una coreografía. Es como en el orgasmo, que no puedes estar haciendo el amor con una chica y decir "pará, pará"... y luego seguir. Los futbolistas ahora se paran y aguantan el orgasmo que es un gol, cada vez más tiempo. Ojo, estoy hablando del fútbol; porque yo no veo a Rafa Nadal o a Roger Federer ganar Roland Garros y hacer bailes con la raqueta.



Autor: Javier Muro

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