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{ENTREVISTAS}

'Sólo al intentarlo descubres los difícil que es pintar como Vélazquez'

La Sala Amós Salvador de Logroño acoge 'IN OUT', una muestra de Luis Burgos

Una contradicción es también, según el diccionario de sinónimos una incoherencia o un contrasentido. ‘IN OUT’ son, en apariencia, términos discrepantes, discordantes. Así que al acercarte a la entrada a la Sala Amós Salvador de Logroño el título de la exposición sobre la fachada alimenta la idea de los contrarios opuestos. La antítesis no es tal una vez que te dejas llevar por el envolvente mundo de color de Luis Burgos.


‘IN OUT’ tiene que ver con el concepto de aquí y allá. Aquí, el estudio logroñés del barrio de Varea en el que Burgos desarrolla su obra; Allá, Nueva York. Y es que, en la Gran Manzana ha expuesto sus cuadros los tres últimos años. ‘IN OUT’ es quizá también una referencia a sus retratos, a su afán por captar el interior de las personas y mostrarlos sobre el lienzo. Trabajo de introspección a pincel.

 

Al principio es el color. Al dar los primeros pasos por la sala –un instante antes de iniciar el recorrido- la intensidad cromática te sitúa en las proximidades del Pop. Poco a poco descubres que la pintura de Luis Burgos es mucho más. La viveza de las tonalidades es una de las características identitarias del pintón logroñés. También el retrato. “Me siento –describe- muy cómodo en el retrato, buscando y persiguiendo el interior de la persona y tratando de representarla a través de la mirada o la postura”. Quizá ahí se encuentre otra aclaración que añadir a ‘IN OUT’.

La muestra presenta también algunos de sus últimos trabajos relacionados con bodegas y vinos riojanos. También se pueden contemplar sus acercamientos a los clásicos e incluso al diseño de mobiliario.  De los primeros destacan ‘Las Meninas’. El homenaje de Burgos a Diego de Velázquez y a su obra maestra. “Una pintura que respeta las dimensiones del cuadro original y la distribución de los personajes, aunque han sido sustituidos por protagonistas propios”. En ‘Las Meninas’ de Burgos aparecen desde el propio autor y su perro hasta los vecinos de Varea, de su barrio. “Las Meninas eran –asegura- el artista riojano- una obsesión; tan sólo cuando lo intentas descubres los difícil que es pintar como Velázquez”.
El reconocimiento a la obra de Luis Burgos ha saltado el charco, algo nada fácil. En los últimos tres años su pintura ha sido expuesta en la ciudad de los rascacielos. “Introducirse en Nueva York –explica- es muy complicado; es una ciudad difícil. Un reto. Cuento con un galerista que nos expone en el SOHO, pero en el tiempo que pasado allí no he visto a ningún pintor español”.


¿De Varea a Nueva York? “Sí. Pero mi pintura es bastante rural y procuro que no me influyan los lugares en los que trabajo. Mi mundo particular son los personajes que miran hacia su interior”.


En la Sala Amós Salvador se exponen –hasta el 17 de marzo- 28 pinturas de Luis Burgos, obras expuestas en Nueva York y desarrolladas en su estudio español y algunas realizadas entre grandes avenidas y taxis de color amarillo –amarillo intenso-, durante el año que pasó allí. La única incoherencia sería perdérsela. /Javi Muro



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