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{ENTREVISTAS}

Messura, la música y la buena gente con talento

12 horas con Messura en el inicio de la gira de presentación de su disco 'Animal'

La lluvia caía amenazante y Messura llenó la Sala Concept de Logroño. Era el inicio de la gira ‘Animal’ y rebosaron buena música y un público entregado al sonido y las letras de la banda riojana. El agua nunca es traba suficiente cuando se anuncia acontecimiento extraordinario. Y el concierto del sábado lo era; lo fue. Diego, Germán, David y Joselu demostraron estar en un descomunal estado de forma, así que las expectativas se cumplieron y la primera etapa de la gira concluyó con éxito incuestionable. Los buenos augurios sobrevolaban el ambiente, aunque los Messura se agarraban a la filosofía de mantener los pies en el suelo, de no creérselo, de no olvidar lo divertida que es la música cuando se comparte con amigos. Buena gente con talento.

 

La jornada comenzó sobre las 10,30 de la mañana en una cafetería de la logroñesa Avenida Navarra. La Sala Concept quedaba a cinco minutos a pie y antes de descargar furgonetas y coches e iniciar el montaje del escenario, bien podían dedicarse unos minutos a coger fuerzas. El día iba a ser largo. Diego M. Continente -voz y guitarra- devora un cruasán a la plancha y un café con leche. Todo parece indicar que sufre el síndrome del maratoniano acatarrado; ya saben esa gripe repentina y fantasma que hace su aparición el día anterior a la carrera y que siempre desaparece con las primeras zancadas. A Diego le molesta la garganta. “Tengo la vox fastidiada”. Doce horas a después los temas de Messura triunfan en directo y el vocalista de la banda ha olvidado los picores fake de garganta.

 

A través de la cristalera de la cafetería el cielo se muestra despejado, tan sólo lo surca alguna nube despistada que no amenaza lluvia. El viernes en la capital riojana había sido de paraguas,viento y frío. “Hoy libramos, así que más gente se animará a ir al concierto a última hora”. Coincidimos todos; en algo teníamos que equivocar. El cielo quebró a llover sobre las ocho de la tarde, pero no logró amedrentar a quienes tenían apuntada la fecha del concierto de Messura en la agenda de las cosas importantes. 

 

Mientras cruzamos la Glorieta camino de la entrada de servicio de la sala Concept, Diego detalla que ayer -por el viernes- se fue a la cama a una hora muy decente. “Estuve viendo una de las propuestas de Artefacto -el programa municipal para jóvenes artistas- y después me fui a casa”. Antes de centrarse en el concierto, Diego apunta la preocupación que le atenaza últimamente. “No sé qué hacer cuando pinchan nuestras canciones en los bares y nosotros estamos allí; no se qué hacer. Soy consciente de que las pinchan con la mejor de las intenciones, pero me resulta extraño cómo reaccionar. Además -bromea- muchas veces la gente que está en el bar y tararea las letras se las sabe mejor que yo”. Lo llaman pudor y no necesariamente es malo.

Los responsables del montaje del escenario y de los equipos de luz y sonido ya han iniciado la descarga de torres y maletas. Son las once y media de la mañana. Diego saluda al personal y se une a la labor. Tan sólo unos minutos después llegá Germán Ruiz-Alejos en su coche. Del maletero surgen un par de cajas más. Ambos, Diego y Germán conversan con los montadores y les dan las indicaciones sobré qué quieren, cómo les gusta el escenario y cómo se sienten más cómodos; después llegarán las pruebas de luces, de sonido y el ensayo general. Ahora, a pocos minutos de las doce y media, lo que será el escenario y las primas filas destinadas al público aparecen bombardeadas de maletas, maletines, cajas, fundas de instrumentos y diversos bártulos que aún no ocupan el lugar preciso donde cumplen el cometido que tienen encomendado. Todos en la sala parecen tranquilos, transmiten la sensación de que saben lo que hacen y de que en poco más de dos horas, aquel puzle de objetos aparentemente distantes e inconexos, entraran en perfecta comunión. 

 

Entre apuntes técnicos, en la conversación se cuela el vestuario que vestirán por la noche y la anécdota de un niño de cuatro años que ha enviado un video a Diego tocando ‘Invertebrados’ -uno de los temas del disco de Messura. “Lo hace a la perfección -describe el músico-; me ha hecho mucha ilusión”. La casualidad juega en una dimensión imprevisible y quiere que, unas horas después, mientras la banda se dirige a la calle San Juan a reponer fuerzas tomando unos pinchos se  encuentren con el niño del vídeo. Ambos 'músicos' se funden en un abrazo y el joven le desea mucha suerte a Diego. El vocalista de Messura no puede disimular la ilusión que le ha producido el encuentro. También hay tiempo para hablar de música. La conversaciónviaja los años 60 y 70, evocan la música que surgía en ciudades como Granda y Sevilla. Hablan de bandas como Smash y otras. “Eran otros tiempos”, dicen.

 

La sala del concierto sin público parece distinta; de alguna manera más pequeña, más recogida. Aún no hay nadie tras las barras y las pirámides invertidas que ejercen de columnas y, al mismo tiempo de aparadores para las botellas parecen dormitar a la espera de la efervescencia rockera que detonará en unas horas. La luz es todavía de oficina. Fuera, en la calle, continua sin llover.

 

Son las dos de la tarde. El escenario está montado en tiempo récord; al menos en tiempo rércord para quien nunca ha asistido al montaje del escenario de un concierto. Ahora es tiempo, antes de irse a comer, para que Diego y Andrés comiencen a revisar cada conexión a la que se unirán sus instrumentos. David Burgui y Joselu Arriezu; además de Marta León, Sara Rodríguez e Irene García, 'Ellas' -violinistas y chelo, que acompañan a Messura- se unirá por la tarde a los ensayos y a la prueba de sonido.

 

Ya en la calle San Juan, la primera parada es en la tienda de discos ‘Re-loop-Shop’, donde Messura realizó la presentación de su disco ‘Animal’ hace tan sólo unas semanas. Allí Alicia Rodríguez y Daniel Pérez, sus propietarios, se unen a la degustación de unas cazuelitas y unos crianzas -también alguna cerveza- en el ‘A tu gusto’. Mejillones al vapor, Ajoarriero y Bacalao a la Riojana. Desde detrás de la barra solicitan a Diego un cartel firmado del concierto y el cantante de Messura acude solícito en busca de uno y estampa su rúbrica. Hay complicidad y cariño desde ambos lados de la barra e infinitos buenos deseos de cara a la noche.

 

Diego se retira a su casa. Ha quedado con Germán y David Burgui para ultimar la ‘intro’ del concierto. Han pedido comida japonesa al UDON. A Joselu Arriezu se le espera a las cuatro de la tarde, ya en la Sala Concept. Será el momento de las pruebas de sonido y el ensayo final. Joselú a la batería será el primer protagonista de la tarde.

 

La colección de guitarras es mayor que en bolos anteriores. Reposan sobre el escenario al regresar a la sala a primera hora de la tarde. Por primera vez, Messura empleará en directo guitarras afinadas específicamente para cada tema. Mientras, Joselu ya reina con las baquetas en las manos. "El ajuste del sonido de la batería es esencial", explican los técnicos de del concierto. Desde lo alto del escenario, Joselu levanta la mano y hace el signo de OK. Desde uno de los mini reservados laterales el técnico se lo devuelve. Es el turno de Diego, Germán y David.

 

Junto a la puerta de acceso ha cobrado forma el puesto de ‘merchandising’. Todos han ayudado ha ordenar camisetas, sudaderas, tazas y CD`s. Sobre el escenario las guitarras y el bajo de Messura suenan poderosos. Prueban y prueban, más alto, más bajo, afinan retornos, “ahora sí”, confirman; se unen 'Ellas’, el trío de violines y chelo’ que forman Marta, Irene y Sara. Entre los siete ajustan el sonido al gusto de todos. Todo un jeroglífico de percepciones. Lleva un rato, pero lo consiguen. Virtuosos de la música que tocan mientras disfrutan de cervezas, cocacolas y aguas minerales. Los focos queman y es necesario hidratarse. 

 

Las guitarras comienzan a rugir poderosas. Ametralladoras de acordes infinitos; son las únicas ametralladoras buenas. Diego camina por la sala, observa, escucha, aplaude -se anima a sí mismo- sube y baja del escenario. German gira una y otra vez sobre sí mismo -alrededor de mil veces-; Joselu sonríe. Todo marcha bien. David no descansa comprueba en el portátil los últimos ajustes; se cuelga la guitarra y asciende al escenario. Rasga las cuerdas y ejecuta una nueva serie de acordes, no se cansa de comprobar un y mil veces más. Está pendiente de todo. David Burgui transmite la sensación de disfrutar; de encontrarse donde siempre quiso estar. Recorre el escenario de punta a punta sin disimular una sonrisa de felicidad.

 

Joselu y Diego observan el escenario desde la pista; arriba Germán, en cuclillas, sitúa las conexiones en el espacio que ocupará sobre las tablas unas horas después, durante el concierto. Los cuatro se agrupan en la pista y escuchan la grabación de la prueba de sonido realizada. Observan concentrados y atentos, como si ellos mismos continuaran aún sobre el escenario a las guitarras, el bajo y la batería, como si asistieran a su propio concierto. Ya lo tienen. Músicos y técnicos rompen en aplausos. Todo el mundo se destensa. En un instante comenzará el ensayo general.

 

Tema a tema, Messura desgrana el reportorio que en tan sólo unas horas tocaran delante del público. ¿Cuánta gente esperáis? “Nos están hablando de cuatrocientas personas”, echan el freno en los cálculos. “Hasta mitad de la sala”, calculo dice Diego. Luego serán más muchos más; mucha más. Messura suenan poderosos. Como sucede con el tema ‘Soma’ -el que abre su disco ‘Animal’-, que invita a seguir escuchando su trabajo de estudio, cada rif de guitarra en el ensayo invita a no perderse el concierto. “Si ahora suena bien -explica David Burgi- es buena señal, porque luego con la pista llena de gente la acústica aún mejora más”.

 

Son las ocho de la tarde. Toca un receso. A las nueve y media la sala abre las puertas y el público comienza a entrar. En los camerinos se percibe la tensión de los momentos ilusionantes, cada uno la rebaja como puede. En el sofá central Diego; Germán y Joselú charlan con Sara,  Irene y Marta. Justo enfrente, en un segundo corrillo, David Burgui comparte cervezas con Rubén Domínguez -manager del grupo- Daminán, responsable del sello ‘Entrebotones’ y Silvia Cantero, de Cuestión de Medios, encargada de mover a Messura entre los medios de comunicación de la capital.

 

Unas manzanas son el chute de energía definitivo para Diego y Germán. Una foto de familia; otra de la banda y comienza el descenso de la escalinata hacia el escenario. David, Diego, Germán y Joselu ya conocen la noticia: la sala está llena. Una última piña del cuarteto y la música les espera.

 

‘Soma’ abre el concierto; le siguen ‘Mal’, ‘Virtud’, ‘Percador’, ‘Dicotomía’, ‘Silencio’, ‘Horizontes’, ‘Mienten’, ‘Animal’ ‘Carnaval’, ‘Invertebrados’ -coreada como el himno que ya es por los ‘jóvenes’ espectadores que pueblan las primeras filas, no olvidar que los cuatro integrantes de Messura son profesores de música-, para concluir con ‘Odisea’. Diego, Germán, Joselu y David disfrutan sobre el escenario, no necesitan actuar. Se les ve sonreír y lanzarse gestos de complicidad mientras interpretan cada uno de sus temas. El público acepta la invitación a participar de la fiesta. Y es que la música de Messura es generosa y contagiosa, se comparte desde el mismo instante en que suena el primero de los acordes de cada canción.

 

El acontecimiento ha sido extraordinario, quienes no vieron obstáculo ni amenaza en la lluvia estaban en lo cierto. Messura va en serio y el primer concierto de la gira de presentación de ‘Animal’ ha sido superado con nota. Ha sido una auténtica fiesta y, en definitiva, ¿no es eso lo que debe de ser la música? Es el momento de los abrazos, de desprenderse de la tensión. Ha sido un día largo e ilusionante. El sueño se ha cumplido. Buena gente, con talento./Javi Muro

 

 



Autor: Javier Muro

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