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{CULTURA / EXPOSICIONES}

Y recordar como el arte agita el paisaje

La ESDIR acoge la exposición 'Removiendo el paisaje', un resumen de Arte en la Tierra 2017

La ‘Sala Pequeña’ de la ESDIR acoge, organizada por la Dirección General de Cultura y Turismo de la Consejería de Desarrollo Económico e Innovación del Gobierno de La Rioja, la exposición ‘Removiendo el paisaje’. Una muestra que ejerce de resumen de las obras que formaron parte del certamen 'Arte en la Tierra', que cada mes de agosto cobra protagonismo en la localidad de Santa Lucía de Ocón, bajo la dirección de Rosa Castellot y Félix Reyes y la implicación de amigos artistas y los habitanes de la localidad riojana.

 

El pasado año 2017 cuatro mujeres fueron protagonistas de 'Arte en la Tierra'. Moniquee Bastiaans, Alba de Miguel, Natividad Bermejo y Agnès Pe. Las cuatro artistas propusieron proyectos artísticos que rompieron con las obras habituales desarrolladas en certamen al adentrarse en disciplinas artísticas como la danza o el arte sonoro. Una apuesta que Rosa Castellot, impulsora de la cita junto a Félix Reyez, calificó como dirigida a “agitar y cambiar de posición el paisaje”.

 

‘Arte en la Tierra’ celebró el pasado verano su XV edición. Fue en 2003 cuando se celebró la primera edición. Aquel año, contó con la participación de José Carlos Balanza, Carlos Rosales, Demetrio Navaridas, Óscar Cenzano y Carmelo Argáiz. Quince años después, el festival se ha consolidado como un lugar de confluencia alrededor del arte, la creatividad, en un entorno rural y natural. La exposición que acoge ahora la ESDIR -producida por Susana Baldor- es el escenario también de la presentación del catálogo de la XV edición de Arte en la Tierra. Una publicación que recoge textos de las artistas participantes, así como una serie fotográfica documental que recorre la preparación y puesta de largo de cada una de las cuatro intervenciones.

Natividad Bermejo (Logroño, 1961) está considerada una de las artistas centrales y con mayor personalidad plástica del panorama del arte español de los últimos treinta años. Pionera en otorgar al dibujo el papel principal de su producción desde sus primeras exposiciones, a mediados de los ochenta, mantiene una actividad expositiva regular, vinculada preferentemente a distintas galerías nacionales. Es una de las artistas riojanas con más reconocimiento nacional e internacional y su trabajo forma parte de importantes colecciones de arte contemporáneo, tanto privadas como institucionales. Ha expuesto, entre otros, en el Museo ABC de Madrid, el Palacio de Velázquez, la Fundación Joan Miró de Barcelona, el MUSAC o ARCO, así como en Berlín, New York, Pekín y Argentina. Sobre su intervención en Santa Lucía de Ocón ‘Días dorados - Fuit hic’ dice: “En la arboleda de la ermita durante 5 días coloqué placas de escayola, algunas blancas y otras pintadas de verde. Encima había puntas y otros objetos de metal que servían para rascar o dibujar. Unas 40 personas de todas las edades participaron en el proyecto, escribieron sus nombres, dibujaron o dejaron una marca.


Una vez acabadas las placas, las colgamos sobre rastreles en el muro lateral de la ermita y quedaron expuestas durante el mes de agosto. Después se guardaron como recuerdo del momento y de las personas que estuvieron en ese lugar.


Pasa mucha gente por la ermita y es un lugar fresco en agosto. Ir a la ermita suele ser una excusa para ir paseando a algún lado. Los que hacen un alto y se sientan en las mesas a la sombra, ahora pueden escribir o dibujar algo. Al hacerlo se convierten en testigos. He estado allí, ‘hic fuit’. No es gran cosa. 


Cada uno busca su espacio, sólo algunos niños dibujan sobre los trazos de los demás. Unos ocupan mucho espacio y otros menos. Algunos reconocen las firmas de sus amigos.


En mi cabeza todo forma parte del mismo dibujo hecho por una mente individual y colectiva a la vez. En el dibujo van enlazándose al mismo nivel las palabras, los signos y las representaciones. El conjunto resulta moderno y antiguo a la vez. El campo segado igual que hace miles de años me hace pensar en una tribu prehistórica pintando en cuevas.

 

Dibujar en una mesa con bancos a los dos lados permite dibujar hacia arriba y hacia abajo. Al colgar el dibujo en el muro, algunos nombres quedan escritos al revés . A nadie le gusta ver el nombre de uno boca abajo. 


Ajustadas a la arquitectura de la ermita, algunas placas tienen algo de nicho con nombres y fechas pintados en oro. Los dibujos, los nombres e inscripciones banales se vuelven graves como un vanitas ‘Tempus fugit’, ‘carpe diem’, ‘collige virgo rosas’. En agosto el campo es verde y oro”. 

Moniquee Bastaans nació en Jemappes, Mons, Bélgica, en 1954. En 1988 se trasladó a España (Chiva, Valencia). Está acostumbra a trabajar cada proyecto pensando en un lugar específico y atendiendo a las características específicas del espacio elegido, sea éste urbano o natural. Como artista busca integrar la obra en el entorno y que se produzca un diálogo y una relación de auto-implicación. Cuenta con intervenciones permanentes en diferentes localidades españolas, sobre todo en la comunidad valenciana. Ha expuesto su trabajo en Holanda, Francia, Suiza, Italia, Austria y Japón. Su obra en 'Arte en la Tierra 2017' se tituló ‘Loi Loi’ y sobre ella apunta en el catálogo: “En mi estudio contemplo desde hace muchos años un tipo de araña con las patas muy largas, que pertenece a la especie de los opiliones. En algunos lugares a esta especie se la conoce como arañas bailarinas, porque parece que dancen al hacer vibrar su cuerpo para defenderse de sus atacantes. También las llaman segadores porque aparecen, a veces congregadas en gran número, durante el otoño, que es la época de la cosecha.


En Santa Lucía de Ocón, durante la celebración de Arte en la tierra, en una de las colinas recién segadas instalé mis arañas, un grupo de doce en total y con unos tres metros de altura, que se meneaban hacia arriba y hacia abajo, hacia adelante y hacia atrás. Desde de cerca, por su elaboración y mecánica, su aspecto se asemejaba a seres robóticos.


La intervención Loi Loi la concebí como una experiencia lúdica y reflexiva. Los opiliones, estos pequeños seres, son representados en esta instalación como gigantes y a los visitantes les invito a pararse, tumbarse debajo de ellos y contemplar sus movimientos hipnóticos. Uno de mis objetivos era que el público dejase la mente en blanco y se olvidase de la noción del tiempo, para que así pudieran disfrutar de esta experiencia de Slow-art  (arte lento) y llegase a profundizar y a contemplar. Son valores que considero muy importantes pero que lamentablemente hoy en día se aprecian demasiado poco en nuestra sociedad acelerada, ‘tweeteando’ y con un tiempo de atención muy corto.


Una vez hemos ralentizado nuestra mente, llegamos a apreciar lo que a primera vista parece insignificante y gracias a ello logramos respetar la grandeza de lo diminuto; es decir reverenciar a los pequeños opiliones y con ello entender la diferencia entre la superioridad y el respeto. 


El viento se presenta como aliado esencial e imprescindible de esta obra. La brisa, las ráfagas, la ventolera … Es el viento, siempre imprevisible, el que juega y da vida a la obra, generando unos movimientos sorprendentes e inesperados. 


La intervención llegó a formar parte de la naturaleza que la rodeaba, que parecía su hábitat natural. De manera irremediable, el entorno y la obra se fundían y se reforzaban mutuamente. Quiero agradecer a los habitantes de Santa Lucía de Ocón, su inestimable ayuda en el montaje de esta obra”.

Por su parte, Alba de Miguel (Logroño, 1990) se ha formado en danza clásica, moderna y contemporánea, en diferentes escuelas nacionales y europeas. También ha realizado estudios de interpretación. Ha trabajado con coreógrafos internacionales. Actualmente crea y produce sus propios espectáculos, en los que investiga sobre la relación del movimiento del cuerpo con el entorno cotidiano, urbano, o natural. Reside y trabaja como intérprete y coreógrafa en Berlín. ‘DANZA-camino, CAMINO-danza’ fue la obra que trasladó a los campos de Santa Lucía de Ocón. “¿Qué es eso de danzar en Santa Lucía de Ocón?, ó ¿de qué se trata? Estas preguntas fueron el detonante con el que todo comenzó. ¿Cómo iba a introducir la danza, “mi danza”, en el festival “Arte en la Tierra”?


Me gustaría comenzar explicando qué significa danza para mí. La danza contemporánea es mi vida, mi día a día, el modo en el cual observo, interpreto y reacciono ante los sucesos que el devenir me brinda. La danza contemporánea no es sólo técnica o interpretación. La danza contemporánea es una forma de vida que se lleva dentro y que el intérprete con su herramienta llamada cuerpo expone un concepto, debate ideas, presenta sentimientos o el simple hecho de no tener que contar algo con palabras.


Esta bonita experiencia adoptó el nombre de “CAMINO”. Sólo una cosa tenía clara antes de llegar a Santa Lucía y era que durante esa semana iba a construir un nuevo camino a nivel personal y profesional. Así que sin pensármelo mucho decidí ponerle el nombre de Camino a esta nueva experiencia y dejarme llevar en todo lo que estaba por venir. El proyecto consistió en un recorrido activo desde la carretera donde comienza Santa Lucía de Ocón, hasta su misma plaza, pasando por campos de tierra y arena, empedradas calles, escalinatas y cuestas e incluso utilizando los muros de la iglesia. Pero… ¿qué es esto de recorrido activo? A medida que iban pasando los días, iba trazando con mi cuerpo y en mi libreta el recorrido que quería realizar y a través del cual quería hacer moverse al público siendo partícipes de mi Camino. A esto es a lo que llamo yo, recorrido activo, la idea de poder ser una guía cual Flautista de Hamelín pero no con música sino a través del movimiento. Además, introduje también los audiovisuales (La Cueva Estudio) de forma activa en la performance que se llevaría a cabo el día de la inauguración del festival. Pero a diferencia de mis compañeras, las artistas plásticas, mi obra era efímera. Iba a ser representada sólo una vez y después permanecería exclusivamente en el recuerdo de aquellos que estuvieron en la inauguración. Como mi deseo de poder llegar a más personas no paraba de dar vueltas en mi cabeza, decidí volver a introducir los audiovisuales; pero ésta vez a través de un “teaser” que aparecería en el móvil de las personas que posteriormente visitarían Arte en la Tierra. Así tendrían la posibilidad de poder llevarse una idea general de lo que había sido mi paso por Santa Lucía.


Así que después de una magnífica semana llena de arte, con días sin parar de trabajar, pensamientos, reflexiones, idas y venidas, charlas, cambios y risas dio lugar a lo que hoy en día sigo recordando como una experiencia inolvidable.


Camino fue y será la primera vez que se introdujo danza en Arte en la Tierra y eso es algo que me alegra infinitamente, y si todavía tenéis curiosidad por lo que pasó allí, aquí os dejo el teaser que antes mencioné: https://vimeo.com/229104908”.

Por último, Agnés Pe (Lleida, 1985) es licenciada en Comunicación Audiovisual y Máster en Comunicación Social. Artísticamente tiene como objetivo trabajar los conceptos o materiales más allá de los límites que abarcan cualquier género, siempre con una actitud divertida y arrolladora, bajo los parámetros de la estética del error, buscando nuevas formas de relación con los elementos. Actúa en su trabajo bajo una actitud antropológica y tiene una gran influencia en ello su educación en la tradición rural, así como las estéticas de las subculturas y de ciertos grupos marginales. Es programadora en Radio On Berlin a través del programa mensual Mitt Paté y el año pasado realizó también un proyecto radiofónico para el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y otro para el Centro Tabacalera (Madrid). ‘Los mirmidones de Ocón’ es el título de la obra desarrollada en 'Arte en la Tierra'. En el catálogo de la exposición, Agnés Pe aporta la imagen de un texto procedente de ‘Mitos Breves’, de Edith Hamilton, sobre el que ha intervenido la propia artista.

 

La muestra que acoge ahora 'La Sala Pequeña' de la ESDIR concetrá la magia de la creatividad de unas semanas de verano en el entorno natural de Santa Lucía de Ocón sin perder ni un ápice de su hipnotimos./Javi Muro

 

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