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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

'La mejor foto siempre es la que aún estoy por hacer'

Justo Rodríguez ha expuesto sus fotos en la Fiesta Internacional de la Vendimia de Chalón-sur-Sâone

Justo Rodríguez es fotógrafo. Sus imágenes aparecen de forma habitual en el periódico La Rioja. Además, comparte ‘JPEG Estudio de Fotografía’ con sus compañeros Sergio Espinosa y Patxi Somalo. La localidad vinícola de Chalón-sur-Saône -situada en la Borgoña francesa- ha celebrado su Fiesta Internacional de la Vendimia a lo largo de los últimos cuatro días -del 18 al 21 de octubre- y allí ha sido protagonista Justo y una exposición que recorre a través de treinta imágenes su visión de la cultura del vino, desde la uva, pasando por el viñedo, los oficios, las estaciones y la percepción del paisaje desde el amanecer a la puesta de sol. La relación del vino y al fotografía no es casualidad en el municipio francés. Allí nació en 1765 Joseph Nicéphore Niépce, padre del proceso fotográfico. Aprovechando la muestra conversamos con el fotógrafo logroñés. De su paso por Chalón-sur-Saône y de fotografía, por supuesto./Javi Muro

 

SPOONFUL.- ¿Cómo surge la propuesta de exponer en Chalón-sur-Saône?

Marta Echevarri, responsable del marketing del Consejo Regulador, recibe la propuesta desde la localidad francesa de Chalon-sur-Saône, situada en la Borgoña -Chlaon es el río que da nombre a la localidad- de que les sugiriera dos o tres fotógrafos que realizaran fotos del mundo del vino. Marta nos propuso a varios fotógrafos y enviamos el porfolio al Ayuntamiento de Chalon-sur-Saône. Me seleccionaron los bodegueros, que son los que organizan el evento, la celebración del final de la vendimia con una gran fiesta internacional. Son varias las hermandades adscritas a la Borgoña y organizan un fin de semana de catas y exposiciones. Todo gira alrededor del mundo del vino.

 

S.- ¿Cuándo te hacen la propuesta imaginas ya las fotografías que vas a enviar?

La propuesta abarca todo lo relacionado con el vino. El vino en sí, el viñedo, la bodega, los oficios, las uvas… eché un vistazo a mi archivo, haciendo bastante hincapié en el trabajo que habíamos realizado desde el Estudio JPEG para el Consejo Regulador y algo más que fui añadiendo completé mi serie de imágenes. Me pareció importante reflejar las diferentes estaciones del año. En las fotografías expuestas en Chalon-sur-Saône se perciben las heladas, el otoño y una amplia variedad de luz, desde el ocaso al amanecer. En total son treinta fotografías.

 

S.- Es una exposición a cielo abierto, ¿no?

Sí, las fotografías están instaladas en marquesinas y muppis y está retroiluminadas. Es una forma de llegar a más gente. Es la idea de la propia fiesta, disfrutar del vino en la calle y también de la fotografía en este caso.

 

S.- ¿Qué es la fotografía para ti? ¿Es más contar algo, buscar la belleza o provocar emociones?

Fundamentalmente para mí la fotografía es mi trabajo. Como ya llevo bastantes años en este oficio y, sobre todo haciendo fotografía de prensa, intento hacer mi trabajo lo más atractivo posible para el ojo del lector, aunque el tema que vaya a cubrir no sea excesivamente amable intento construir una imagen bella, que llame la atención. No hablo de ser escabroso, sino que al lector le llame la atención. Lo he hablado con otros compañeros y esa es la forma en que entiendo ahora la fotografía de prensa. En eso estoy. Obviamente hay ocasiones en que no te da tiempo. A veces ante un suceso no te queda otra que disparar en el instante, pero me determinación es componer bien las imágenes.

 

S.- ¿Por qué eres fotógrafo?

Soy fotógrafo porque desestimé otras disciplinas. Mi formación inicial es de otro tipo y llegado a este punto de mi vida me pregunto qué hubiera sido de mí si hubiera sido decorador de interiores, que es en lo que estoy graduado. Empecé por ahí y creo que, de alguna manera, me ha ayudado mucho en mi formación posterior. En los últimos años de Diseño de Interiores teníamos varios talleres. Uno era de fotografía y ahí empezó a llamarme. Mi hermana Teresa se dedicaba ya a la fotografía y veía que realizaba cosas que me gustaban mucho. Así que tiré por ese sendero. De lo que si estoy seguro es que el Diseño de Interiores no implica trabajar tantos fines de semana y fiestas de guardar como la fotografía de prensa.

S.- Lo que está claro es que el punto creativo lo tenías desde pequeño.

Creo que sí. Recuerdo que en el colegio las matemáticas, ciencias, historia…. se me hacían bola; en cambio, el dibujo y el dibujo técnico se me daban bien. Por otro lado, siendo hijo de carpintero como soy y habiendo trabajado bastantes veranos para sacarme un dinero en el taller de mi padre me hizo desarrollar las habilidades manuales y creativas. También es cierto que mi padre no era un carpintero al uso, venía de la Escuela de Artes.

 

S.- … existe algo genético…

…creo que sí, me transmitió la creatividad y el colesterol -se ríe.

 

S.- ¿Decides ser fotógrafo y qué caminos tomas?

Me he formado en dos escuelas de artes; en la de Logroño en Decoración de Interiores y en la de Pamplona en Fotografía. Me entero de que se implanta un Grado Superior de Fotografía en Pamplona y tras aprobar la reválida en junio, en septiembre estoy ya estudiando fotografía. Creo que puede decirse que es un giro pautado, no me voy a estudiar Derecho o Medicina.

 

S.- … ¿Y tus primeros trabajos fotográficos?

Mis primeros trabajos no tenían nada que ver con la fotografía que hago ahora, que son la prensa y el reportaje. Mis primeros trabajos eran muy conceptuales. Comencé haciendo fotos a la televisión. Grababa programas que emitían en la tele, como Metrópolis, y luego hacía fotos al monitor. Aquella primera cámara que me compré tenía un objetivo 50mm Macro y te permitía acercarte mucho a los objetos. Acercarme al monitor de la televisión y ver los ‘píxeles’ -que no lo eran- era algo que me llamaba mucho la atención. En mis primeras exposiciones, por ejemplo, en mi primera participación en la Muestra de Arte Joven en 1988, presenté fotografías realizadas al monitor de televisión de casa de mis padres. Antes de irme a estudiar en Pamplona pasé por Cámara Oscura -ahora la Casa de la Imagen- y mis compañeros me decían “¿tu sólo haces fotos de la tele” -se ríe- y así era. Ahora pienso que resultaba muy cómodo…

 

S.- … ¿muy cómodo?

Sí, porque ahora con la fotografía de prensa y de reportaje es muy complicada. Para alguien que de joven era muy vergonzoso, como era yo, resultaba muy complicado fotografiar el elemento humano a mí me costaba mucho. La vida y la experiencia te da habilidades sociales que te ayudan a realizar tu trabajo.

 

S.- ¿Y de ahí, de la fotografía del monitor de televisión pasa a…?

Me fui a Pamplona a estudiar y conocí otros ámbitos de la fotografía. Me llamaba mucho la atención, en aquella época, la arquitectónica, los paisajes urbanos. Fui evolucionando hasta que tuve la oportunidad de trabajar en prensa. Es muy curioso, estuve trabajando en prensa dos años del 93 al 95 y llegó el momento de hacer la mili. Fui de una de las últimas generaciones que cumplió con el servicio militar. Recuerdo, que mis compañeros del periódico, de entonces, me decían “hazte objetor y realiza la prestación social sustitutoria y compagina las dos cosas”. Lo pensé, pero se me hacía cuesta arriba llevar a cabo las dos actividades. Me fui a la mili. De regreso me acerqué a diferentes ámbitos de la fotografía hasta que tuve la oportunidad de regresar a la prensa. Me di cuenta de que es dónde más cómodo me sentía. Trabajar con esa presión diaria; presión que tienes que superar y erradicar porque el periódico siempre sale al día siguiente me resultaba cómoda. Hasta hoy.

 

S.- …y tus primeras cámaras…

Mis primeras cámaras fueron analógicas, por supuesto, de carrete. La primera que empecé a manejar fue una de mi hermana Teresa que me la prestaba. Ese verano antes de irme a Pamplona trabajé en una fábrica y con el dinero que gané me compré una cámara. Una Nikon FM2 cromada. Posteriormente, cuando ganó algo más de dinero me compro otra más. En esta ocasión negra, también Nikon y le añado un motor. Antes en las cámaras analógicas había que pasar una a una las fotos para disparar, pero como ya trabajaba en prensa y ese sistema resultaba lento le añadí un motor. Por ejemplo, para la fotografía deportiva venía muy bien.

 

S.- ¿Sientes nostalgia de la fotografía analógica?

Cero. No tengo nostalgia, pero me voy a contradecir. Si nos vamos a la fotografía social, que también la trabajo, y nos situamos un sábado en una boda. Antes, el lunes los seis u ocho carretes o los que hubieras hecho los enviabas al laboratorio. Te olvidabas del tema, llegaban los rollos revelados, elegías sobre los contactos y encargabas las copias. Todo ese trabajo, ahora con la fotografía digital, lo realiza el propio fotógrafo. Se suma muchísimo más trabajo, en ese sentido puedo sentir cierta nostalgia. En lo que es el manejo de la cámara no. También es cierto que me suelo hacer una pregunta... ¿seremos capaces de hacer copia de los archivos digitales que estamos almacenando ahora dentro de cien años? Volvemos a Niepce, sus negativos de realizados en mitad del siglo XVIII es posible escanear y hacer copias, pero no soy nada optimista con que los archivos de imagen que generamos ahora puedan contemplarse en el futuro. No sé si dentro de cien años un ordenador los podrá abrir. Tengo Cds con archivos de la incipiente fotografía digital que hoy ya no es posible abrirlos.

 

S.- ¿Tampoco del proceso de revelado en el cuarto oscuro?

Nada, no tengo ningún tipo de nostalgia. Reconozco que de joven el revelado en el cuarto oscuro me llamaba mucho la atención. Me ponía mi batita porque no podías mancharte con los líquidos que eran productos químicos. Al principio aquello tenía cierta cosilla, el laboratorio, la exposición, la ampliadora, el papel fotográfico, la emulsión… la primera vez cuando la imagen se hace realidad parecía magia, pero una vez que contemplas la magia varias veces… Además, todo el rato oliendo a productos químicos, no me gustaba nada. Me siento más cómodo delante de la pantalla del ordenador. Me siento cómodos sino son mil imágenes las que tienes que retocar.

 

S.- ¿Tienes fotógrafos o fotógrafas referentes? Aunque quizá hayas evolucionado con el tiempo en tus gustos…

No creas, han evolucionado más ellas, porque voy a citar a cuatro fotógrafas que yo. Me fijaba mucho en mi hermana Teresa, era mi primer referente. Después comencé a conocer el trabajo -aunque entonces no era tan fácil como ahora- Cristina García Rodero, Annie Leibovitz -la descubrí a través del dominical de El País- y Marisa Flórez, que también seguía su pista a través de su trabajo de fotoperiodista en El País. También Chema Conesa, Raúl Cancio…

S.- ¿Y otras disciplinas artísticas te inspiran, te influyen? Me acuerdo de una fotografía tuya en la inauguración de una exposición en que el atuendo de una de las visitantes a la muestra tenía cierto parecido con la pintura expuesta y en tu imagen integraste a ambos con un resultado espectacular.

Sí, todo te influye. La exposición que mencionas era sobre la pintura de Paternina. En la fotografía además de oficio hay mucho de casualidad. Creo que se trataba de una visita para la prensa y los voluntarios que participaban en La Rioja Tierra Abierta y había una señora vestida casi de la misma época que la retratada en el cuadro. La vi y la estuve siguiendo hasta que estuvo ante el cuadro. La fotografía tiene mucho de técnica, pero también se conjuga con la casualidad.

 

S.- ¿Casualidad o paciencia?

Causalidad. Pueden ser las dos cosas. Obviamente si tienes paciencia es más fácil que seas capaz de esperar a que suceda algo, pero puede no suceder. Muchas veces las fotos las ves cuando las estás revelando en el ordenador y a veces no eres consciente cuando las estás haciendo.

 

S.- ¿Hay algún día que no hagas fotografías?

Sí, muchos, cuando no trabajo. Bueno, si y no. Con la cámara hay días, no muchos, que no hago, pero con la cabeza y con los ojos hago fotografías todos los días.

 

S.- ¿Para un fotógrafo es posible pasear por la calle sin encuadrar fotografías mentalmente?

No, siempre vas componiendo o pensando que determinado lugar es bueno para realizar un retrato, pero al final cabeza y cámara son una extensión una de otra. El móvil me parece útil para aprender a hacer fotografía. Una de las claves de la fotografía es componer la imagen y el móvil es lo que te permite hacer. No podemos olvidar que vemos mucha fotografía a través de los dispositivos móviles.

 

S.- Al hilo de lo que comentas, la fotografía ha experimentado un enorme desarrollo tecnológico. Todo el mundo es fotógrafo. ¿No agobia un poco? 

Agobia mucho y no sé si estoy a favor o en contra -se ríe. Para el trabajo diario agobia bastante. Date cuente que hace cinco, diez años. Trabajando estabas tú y tus compañeros, cinco, seis, diez personas haciendo fotos de un evento, por ejemplo. Ahora, todas las personas que participan en ese evento están haciendo fotos. Todos hacen fotos, piensa en una procesión de Semana Santa. Hacemos fotos nosotros, los que estamos trabajando; los espectadores que no miran procesión directamente sino a través de la pantalla e incluso, en ocasiones, hacen fotos los propios participantes en la procesión. No voy a negar que resulta complicado. Aunque también, si el propio participante en la procesión se hace fotos a sí mismo te está regalando una fotografía. Lo que sucede es que cuando todo el mundo está haciendo fotos y tú estás trabajando parece que estás estorbando. Más de una vez nos dicen “¡Quítate de en medio!” y hay que explicar que “usted está de fiesta y yo estoy trabajando, en fin…, sea un poco más condescendiente conmigo que estoy trabajando en un día festivo”.

S.- … realizaste una foto describiendo esa situación que cuentas de ‘todo el mundo haciendo fotos en una procesión de Semana Santa, ¿no? ¿Y además fue premiada?

Sí, es una situación con la que me he encontrado. Por eso decía que, de alguna manera, esa proliferación de los móviles hoy en día me ha favorecido a la hora de realizar una fotografía.

 

S.- Es algo que cuesta entender. Haces el esfuerzo de acercarte a contemplar algo, sea una procesión o un evento deportivo y luego en vez de contemplarlo lo miras a través de una pantalla minúscula. Por ejemplo, la gente que pasa la noche en la cima de los puertos del Tour para ver la carrera al día siguiente y luego lo contempla a través de la diminuta pantalla de su móvil…

Sí, es algo muy extendido. Lo que sucede que a todos nos han dado una cámara que es fácil de manejar y la puedes llevar en el bolsillo. Además, parece que hoy en día lo que nos mola es contarlo. “Oye, que he estado aquí”.

 

S.- ¿Tienes una fotografía favorita?

Sí, alguna tengo. El otro pensé que la tengo que recuperar. La realicé en diapositiva y en formato medio. La tomé con una Hasselblad, que también compré con el dinero que iba ganando y que es la cámara que subió a la luna -no la mía (bromea). Es una toma casi cenital -las tomas cenitales son de mis preferidas- y es una vista de la antigua plaza de toros ‘La Manzanera’ ya derruida. La foto creo que logré construirla de una manera atractiva. Me gusta. La plaza está derruida completamente, hay escombros, pero se contempla muy bien dibujado el ruedo, el albero, y la barrera, que es roja. Casualidades de la vida, cuando hice la foto estaba aparcado un BMW. Además, siempre está el componente emocional de que mi padre hubiera trabajado en esa plaza de toros. Se suma el vínculo afectivo.

 

S.- ¿… y una fotografía de otros fotógrafos?

Antes te he citado a mi hermana Teresa y recuerdo una foto que tomó de unas cajas de KAS apiladas todas seguiditas que me pareció formidable. Muy buena. Me parece extraordinario saber construir una imagen atractiva de unas cajas de refrescos apiladas. De García Rodero esas fotografías construidas como en una nebulosa, como si fuera un sueño. Recuerdo una imagen de un sacerdote confesando a una mujer y detrás un cementerio. El sacerdote mira a la cámara. De Marisa Flórez, la foto de Adolfo Suárez sentado sólo en su escaño del Congreso de los Diputados. Una foto que fue apertura de El País a cinco columnas.

 

S.- ¿Y tienes una foto que siempre has querido hacer?

Sí. La mejor foto es la que aún está por hacer. Creo que aún está por venir ese instante decisivo. No tiene porque ser algo escabroso. Me ha venido a la memoria una foto de mi compañero Alfredo Iglesias. Se veía en la plaza del Mercado de Logroño, en un ambiente festivo, un globo de gas con la forma de Mickey Mouse que justo coincide con la cabeza de un padre que empuja el cochecito de un niño. 

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