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{CULTURA / LIBROS}
'Mi relación con el libro es de lector compulsivo desde pequeño'
Diego Iturriaga es el alma de 'Siníndice', la editorial que ya ha cumplido cinco años
Diego Iturriaga es el alma de la editorial Siníndice. Un proyecto que el pasado mes de febrero cumplió cinco años. A lo largo de este tiempo han publicado cerca de setenta títulos y ya tienen en preparación una decena más para esta primavera. Diego reconoce que aventurarse en el mundo editorial tiene algo de aventurero y un toque romántico. “Te tienen que gustar los libros –dice- y la lectura”. Empezó poniendo la mirada en la historia, la política, el arte y la actualidad, pero en su catálogo hay también ya ensayos, poesía, pedagogía, educación y novela. Hace tan sólo unas semanas, Siníndice presentó ‘El morador eterno’, de Pascual Martínez Pérez, y ‘Francisco Pi y Margall vs Antonio Cánovas del Castillo en el establecimiento del liberalismo en el estado español’, de Joaquín Beltran. Diego Iturriaga no para./Javi Muro
S.- Son ya cinco años de Editoria Siníndice…
Sí, cinco años y un mes ya, sí…
S.- ¿Cómo los valoras?
Ahora, hoy en día, bien. Los principios sí que fueron complicados. Los dos primeros años fueron difíciles, el tercero fue ya un punto de inflexión. Los primeros años sacamos una media de cinco, seis, siete libros, el año, de inicio creo recordar que fueron cuatro. A partir ya de 2012 pegamos el salto. Publicamos veintitrés en 2012, veintidós en 2013. La valoración es buena y positiva desde el momento que tuvimos distribución a nivel nacional. Trabajamos con dos distribuidoras que nos colocan los libros en toda España.
S.- ¿Qué te llevó a poner en marcha esta aventura? ¿Por qué es una aventura, no? No es fácil sacar adelante una editorial, ¿no?
Era profesor en la Universidad de La Rioja y en un momento dado, cuando termina el curso académico, salen las nuevas plazas. A mí se me terminaba el contrato y pensé en capitalizar el paro para montar una empresa. ¿Por qué una editorial? Bueno, era una de las dos ideas que tenía. Por una lado, barajaba la idea de poner en marcha una academia y, por otro, la editorial. Y a pesar de lo que pueda pensarse en un primer momento, montar una editorial es más sencillo que una academia. Para montar una editorial no es preciso contar también con una imprenta, que es el mayor coste. Tener una editorial conlleva estar con los autores, discutir con los distribuidores… y muchas otras cosas, pero es bastante más sencillo. Si no quieres tener una oficina no es imprescindible tenerla. Por lo tanto, la inversión era menor. No era una inversión excesiva, pero eso sí… te tiene que encantar el mundo de los libros, sino no tiene ningún sentido.
S.- Aun así… poner en marcha una editorial sigue siendo un aventura; lo de la academia parecía más firme…
Sí, la idea de la academia parecía más segura. Sí, estoy de acuerdo. El proyecto de montar la editorial tenía un espíritu de aventura. De hecho, cuando la puse en marcha no sabía cómo montar una empresa. Mi formación es en Historia, así que hice un curso en la Federación de Empresarios en el que te iban dando algunas pautas. Sabes que los inicios al comenzar con una nueva empresa son complicados y, especialmente, cuando se trata de un proyecto tan particular como es una editorial. Además, hay que tener en cuenta que estamos hablando del año 2009, cuando la crisis ya estaba por ahí en todos los titulares. Aunque es cierto que al mundo del libro a la crisis le costó llegar más, al final llegó. Así, que todo se complicó un poco más. Pero no deja de ser una aventura y yo no dejo de ver el lado positivo, que cada proyecto es diferente, cada autor es diferente, las presentaciones son diferentes. Aquí, en otros sitios de España y cuando hemos editado a autores de fuera. Es algo que otro tipo de trabajo no te lo permite.
S.- ¿Cuál era tu relación previa con el libro, con la lectura?
… de lector compulsivo desde muy pequeñito. Es algo que he mamado en casa de mis padres, siempre rodeado de libros. Soy licenciado en Humanidades, doctor en Historia Contemporánea, pero tuve la suerte de realizar unas prácticas en la Biblioteca de la Universidad de La Rioja. Siempre tenía el gusanillo del libro y trabajando año y medio en una biblioteca se acentuó.
S.- Hablábamos de la aventura que supone poner en marcha una editorial, pero tiene también un lado romántico, ¿no? ¿No sé si es un proyecto que inicies pensando en hacerte millonario?
Sí, completamente de acuerdo. De hecho, una frase que suelo repetir mucho en las presentaciones es “si quieres hacerte rico, no montes una editorial ni escribas un libro”. ¿Te puedes hacer rico con una editorial? Pues igual si eres Planeta o Mondadori. ¿Te puedes hacer rico como escritor? Pues igual, si eres Ildefonso Falcones (señala una de sus novelas en la estantería de la librería donde se mantiene la conversación). Pero si la idea es montar una empresa sólo para ganar dinero, monta otro tipo de empresa. Tienes que hacer que sea rentable, pero no deja de tener su espíritu romántico. Además, también es cierto, que yo no sólo me dedico a esto, soy profesor en la UNIR. Una cosa compatibiliza a la otra.
S.- ¿Con qué dificultades te has encontrado a lo largo de estos cinco años?
Sobre todo en los primeros años, el tema de la distribución que contaba antes. Claro, vivo en Logroño, la editorial está en La Rioja, y a las librerías de aquí tu mismo puedes ir con tu coche a llevar los libros. Pero, claro, si te quieres mover fuera –que es la idea de la editorial- pues la cosa se complica. Tienes que echar mano de los distribuidores y los distribuidores hasta que no tienes un mínimo catálogo no te hacen caso, ni siquiera te cogen las llamadas. Hasta que no tienes diez, quince libros, y de un mínimo de calidad... Eso es lo que más nos costó al inicio. Los inicios son lo más duro. Publicas menos, no llegas al mínimo, no te coge la distribuidora, no hay difusión, los ingresos no llegan, es la pescadilla que se muerde la cola. Una vez que tuvimos el mínimo empezamos a trabajar con dos distribuidoras, una Zaragoza y la otra en Madrid. Con la crisis generalizada algunas distribuidoras también quebraron, entre ellas la nuestra en Madrid. Nuevo problema. Fue en 2012 y tuvimos que buscar una nueva distribuidora en Madrid. La encontramos y ahora estamos contentos. Escribir un libro cuesta más o menos –depende de las facultades de cada uno-, editarlo tampoco es complicado… el problema es difundirlo. Sobre todo en un país en el que se dice que no se lee. ¿No se lee? Habría que matizar un poco los datos. Se publican 80.000 títulos al año, entonces en ese maremágnum tú tienes que intentar meter tus veinte y que se lean.
S.- … y encontrar los huecos más adecuadas también, imagino…
También. Nosotros tenemos varias colecciones. Dentro de novela sacamos libros, pero es complicado competir con otro tipo de novelas... Pero, por ejemplo, falta mucho sobre Educación en castellano, falta mucho sobre Pedagogía… pues bien, nosotros tenemos dos líneas, que además están funcionando mucho mejor de lo que imaginaba al principio.
S.- La vida de una editorial exige abrirse fuera, no tiene sentido quedarse únicamente en lo local, ¿no?
No, claro. En ese sentido, ni publicar sólo libros de autores riojanos ni venderlos sólo aquí. Sería algo demasiado restringido. Entonces, nosotros hemos editado, por supuesto, a autores riojanos –unos cuantos-, pero también del resto de España y Suramérica. Por ejemplo, una poetisa chilena que su primer editor fue Pablo Neruda, Sara Vial. Quedarse sólo aquí sería demasiado restringido si queremos que la editorial vaya a más. Y eso que La Rioja es una comunidad pequeña, siempre lo digo, y existen hasta diecisiete editoriales, que no está nada mal.
S.- La editorial nace casi al mismo tiempo que la crisis económica comienza a hacer su aparición. ¿A las dificultades de los inicios que has descrito, la crisis ha añadido otras nuevas?
Sí, también, pero quizá mientras la crisis ha ido a más en el mundo del libro, Siníndice también ha ido a más y, por lo tanto, igual no lo hemos sufrido tanto. Si lo vemos en términos económicos facturamos más en 2013 que en 2010. Hay una mayor crisis en el sector del libro, pero puedo decir que mis datos, los de la editorial, no dicen eso. Claro, hay que ver cada uno de dónde venía. En 2010 publicaba cinco libros casi sin facturación… Las editoriales que más están sufriendo son las grandes o medianas, no las gigantes, que tienen suficiente capacidad para aguantar. Creo que las que peor lo están pasando son las de mediano tamaño. Ahora, quizá, lo tenemos mejor las editoriales pequeñas o las muy grandes, que son muy poderosas.
S.- En principio, creo que comenzasteis con la idea de editar series de Historia, Política, Arte, Actualidad, pero poco a poco habéis ido incrementando las temáticas…
Sí. Ahora, tenemos más colecciones. Al principio, comenzamos con Historia, por mi formación. Luego seguimos con política y actualidad, arte, también cine, ensayo y después, hemos editado poesía y novela, que comenzamos en 2012. Con la novela costó más porque no encontrábamos ninguna lo suficientemente potente para poder abrir esa colección. Ya hemos editado nueve. También tenemos una serie de narrativa breve, de pedagogía, de literatura infantil, economía y empresa, deporte, viajes, filosofía. Comenzamos con unas primeras líneas, pero poco a poco nos hemos ido abriendo.
S.- ¿Cómo se consigue que un libro resulte atractivo? Más allá de que encontréis interesante un texto, luego hay un trabajo añadido, ¿no?
Sí. De hecho, la mayor parte de los autores no son conocidos de una manera, digamos, global. De hecho, una de nuestras apuestas es también por los nuevos autores; por su primera obra. Manuscritos nos llegan todos los días tres, cuatro,… por correo electrónico; unos mil doscientos al año. De esos, al final, publicamos entre veinte y veinticinco. Hacemos una primera criba de calidad. Ese mismo texto se envía a los miembros del consejo asesor de la editorial, lo leen y realizan informes. Sí son positivos, vamos adelante con el proyecto. Estadísticamente, son bastantes más los que se quedan fuera que los que editamos. Así que primero se tiene en cuenta su calidad y luego trabajamos en hacerlo atractivo. Se realizan correcciones de estilo conjuntamente con el autor y luego es fundamental todo el tema de diseño de cubierta, porque al final todo nos entra por los ojos. Somos ciudadanos visuales y tenemos que llamar la atención. En ese maremágnum de 80.000 libros del que hablábamos, tienes que conseguir que cuando alguien vea el libro en la estantería de una librería le llame la atención y lo quiera comprar. Por eso, el trabajo es también conseguir que lo coloquen viéndose la portada. Nosotros tratamos de que las portadas llamen la atención; habrá unas mejores que otras, pero ese es nuestro objetivo. Es algo que trabajamos con el autor. Hay editoriales que no lo permiten, le dicen al autor esto es así y si te gusta bien y sino…
S.- ¿Cuántos libros habéis editado en estos cinco años de vida de Siníndice?
Hemos presentado el número 68, pero estamos trabajando en diez proyectos diferentes de cara a la primavera.
S.- ¿Cómo ves hoy en día el mundo editorial?
Nosotros todo lo que editamos es en castellano, podríamos tener difusión en Suramérica y Centroamérica, ¿problema?... el que hablábamos antes, la distribución. Es complicado. ¿Cómo se podría salvar este problema? Con el libro electrónico. De los 68 títulos que hemos publicado en papel, seis están también editados en formato electrónico. Algunos han tenido una difusión importante en Argentina y Colombia a través del ebook. Por ese camino habría que meterle mano al futuro de las editoriales. Aun así, si me preguntas por la pervivencia del libro en papel, te diré que va a pervivir. Yo sigo prefiriendo leer una novela en papel, pero reconozco que tanto las tabletas como los libros electrónicos tienen sus ventajas. Hace unas semanas estuve de viaje y en vez de llevarme tres libros y varios manuscritos lo llevaba todo en la tableta. Es así, pero si estás en tu casa… Creo de todas maneras, que el futuro pasa por estás ahí también con el libro electrónico.
S.- … y la situación actual…
¿La situación actual? Jamás se ha editado tanto como ahora y jamás se ha leído tanto. Lo que pasa es que se lee de diferentes formas. Libro electrónico, tabletas, libros piratas, no nos vamos a engañar. Se habla mucho de la piratería en el mundo del cine y de la música, pero en los libros también hay piratería. Sobre todo en los bestseller, pero también he encontrado un libro de mi editorial pirateado. Te da rabia porque te están robando, pero por otro lado piensas que parece que ya tenemos algo de nombre. Fuera bromas, no nos hace ninguna gracia. Si pones el título de alguna de las novelas de éxito en un buscador casi seguro que lo encuentras en pdf para descargar. Sin ningún problema.
S.- … es un tanto sorprendente. Quizá a otras creaciones audiovisuales sea más difícil de acceder si, por ejemplo, estás atravesando una época de dificultad económica, pero a la lectura… en las bibliotecas está todo…
Sí, sí. De hecho, cada editorial tiene que regalar cuatro libros a la biblioteca al editarlos. Los que editamos en La Rioja, vamos a la biblioteca pública y entregamos cuatro libros, de los cuales dos se quedan aquí y dos van a la biblioteca nacional. Sí, sí, al piratear libros hay cierta maldad.
S.- … ¿y al editor qué le gusta leer?
Sobre todo me gustaría leer más. Leer más por ocio. Claro, leo mucho de lo que escriben mis alumnos, leo muchos manuscritos que llegan a la editorial, pero por placer –de sentarme en mi sofá a disfrutar de la lectura-, me gusta leer novela y si tuviera que recomendar… pues la traducciones de Anagrama (la de color amarillo), autores europeos y americanos; también una editorial que me parece espectacular Impedimenta –también pequeña, aunque no tanto como nosotros-, hacen unos libros muy cuidados, no son baratos, y por lo general rescatan libros que nunca han sido editados en castellano. Publican sobre todo literatura inglesa, pero también japonesa. Me gustan esos títulos de la literatura inglesa que están rescatando de los años 20, 30… vas a las librerías buscando que ha sacado este mes Impedimenta, cada libro es una joya. Me gustaría ser como ellos y para eso trabajamos.
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