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{CULTURA / LIBROS}

'A finales del XIX, las maestras se quejaban ya entonces de sus bajos salarios y la desigualdad frente a los maestros'

María Montesinos publica 'Un destino propio', su tercera novela

 

María Montesinos ha pubicado 'Un destino propio', su tercera novela. La narración se sitúa a finales del siglo XIX y cuenta la historia de Micaela -profesora, en la localidad cántabra de Comillas- y Héctor -un indiano, de regreso enriquecido en su tierra- y una sociedad que se resiste poner punto final a una época. 'Un destino propio' es una novela histórica y es una novela de amor; también es un relato sobre el anhelo de mordernidad en un monto decisivo de la Historia. La novela de María Montesinos habla de mujer y educación a finales del siglo XIX y duda que "para los dirigentes de aquella época convulsa la Educación fuera una prioridad". Una reflexión que parace no haberse modificado siglo y pico después. Tampoco parecen haber variado en demasia las demandas de igualdad por parte de las mujeres. La autora encuentra en mujeres como Emilia Pardo Bazán y Conocepción Arenal el germen del feminismo actual./Javi Muro

 

SPOONFUL.- Nos adenramos en las páginas de ‘Un destino propio y ¿con qué historia nos encontramos?

Con la historia de Micaela Moreau, una joven solterona de Madrid que viaja a Comillas con la intención oculta de trabajar de maestra pese a la oposición de su familia, y Héctor Balboa, un indiano que ha regresado de Cuba enriquecido y pretende hacer un buen matrimonio con alguna joven de la alta sociedad de Santander, como forma de integrarse en esa sociedad un tanto clasista, y conseguir así el reconocimiento social que le falta. 

 

S.- El título de la novela ya es de por sí una declaración de intenciones…

Sí. Está sacado de un fragmento del discurso pronunciado por doña Emilia Pardo Bazán en el Congreso Pedagógico de 1892, que me pareció tan moderno y tan representativo de lo que yo quería contar en mi novela, que lo incluí como dedicatoria. En ese discurso, Pardo Bazán decía aspirar a que los señores allí presentes reconocieran que "las mujeres tienen destino propio; que sus primeros deberes naturales son para consigo misma, no relativos y dependiente de la entidad moral de la familia que podrá construir o no construir; que su felicidad y su dignidad personal tiene que ser el fin esencial de su cultura y que, por lo tanto, tiene el mismo derecho a la educación que el hombre". 

 

S.- ¿Por qué la Educación y una profesora como protagonista, como nexo para contar la historia?

Porque al documentarme e investigar aquella sociedad de finales del siglo XIX era inevitable toparse de bruces con dos realidades llamativas: la de la situación de la mujer y la de la educación. Ambos temas influyen mucho en los comportamientos de los distintos personajes, así como en lo que ocurre a lo largo de la trama. 

 

S.- ¿Cómo era la Educación a finales del siglo XIX?

Era muy precaria tanto en el número de niños y niñas escolarizados como en la calidad de la educación que se impartía. El índice de analfabetismo femenino era del 81 por ciento y el masculino del 62 por ciento, que también es bastante alto. En las aulas, a las niñas solo se les enseñaba, con suerte, a leer, escribir, labores y nociones de higiene doméstica. Y digo con suerte, porque las maestras, a menudo, tampoco tenían la formación necesaria para enseñar. El Estado no tenía dinero y por lo tanto, no destinaba recursos ni a la construcción de escuelas, ni a la formación de maestros y maestras, ni a pagar sus salarios, claro. Las maestras se quejaban ya entonces de sus bajos salarios respecto a los de los maestros. Así que, no creo que para los dirigentes de aquellos gobiernos convulsos del siglo XIX, la educación fuera una prioridad, pese al evidente atraso que vivía España. 

 

S.- ¿Cómo surge la chispa para comenzar a escribir ‘Un destino propio? 

Surge en Cantabria, en el pueblo de Comillas, y en concreto, en 'El Capricho' de Gaudí. Me sorprendió que una construcción tan extravagante hubiera sido construida en aquella época (1883), en un pueblecito pequeño como era entonces Comillas y en una sociedad tan tradicional y conservadora como era la santanderina. Me suscitó mucha curiosidad por conocer quién fue su primer propietario, qué historia había detrás, así que empecé a buscar documentación, a investigar, y me encontré con una época apasionante, muy contradictoria, interesante y novelable. 

 

S.- ¿La actualidad, los movimientos y las demandas de igualdad de hoy en día, te influyeron a la hora de escribir, de decidirte a escribir la novela?

Realmente, no. Yo quería escribir la historia de amor entre Micaela y Héctor, enmarcada dentro de aquella sociedad de finales del siglo XIX que intento reflejar en sus distintos aspectos políticos, económicos, sociales, etc. La decisión de que Micaela deseara ser maestra vino dada por el descubrimiento de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, equivalente femenino de la época de la Institución Libre de Enseñanza, con quien compartía profesores y cuyos ideales de enseñanza eran el único soplo de modernidad y aire fresco en la España de entonces. Y en aquel contexto, era casi inevitable que la situación de la mujer y de la educación de las niñas estuvieran presentes. 

 

S.- Hablas de mujeres valientes y de una época prodigiosa, cuando todo está a punto de cambiar…

Sí, eso parecía, pero no. Con la Restauración Monárquica de la mano de Cánovas del Castillo viene una época de aparente estabilidad, paz y orden en la que parecía que España podría abrirse a Europa y los avances económicos, técnicos, políticos y sociales que habrían supuesto un comienzo de desarrollo del país, pero eso no ocurrió. La inercia, las tradiciones, las fuerzas económicas y políticas no estuvieron a la altura y finalmente, cambiaron pocas cosas. Aun así, hubo algunas mujeres como Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Matilde Cherner y algunas otras, que ya comenzaban a reclamar la igualdad entre hombres y mujeres en ámbitos como la educación y el trabajo, por ejemplo. 

 

S.- ¿Aquellas mujeres que son protagonistas de tu novela son la semilla del movimiento feminista actual? 

Sí. El personaje de Micaela se inspira en las ideas de Emilia Pardo Bazán y Concepción Arenal, sobre todo, dos mujeres que si lees sus escritos de entonces, te das cuenta de que fueron las primeras feministas puesto que ya reclamaban la igualdad entre hombres y mujeres.  

 

S.- ¿Ha avanzado la sociedad en ese sentido, hemos avanzado en igualdad? La demanda de igualdad continúa presente.

La sociedad ha avanzado mucho desde aquel siglo XIX, como no podía ser de otra forma, por suerte. Sí que creo que aquella educación tan pobre que recibían las niñas en el XIX lastró en cierta medida el desarrollo de la mujer española durante gran parte del siglo XX. Nos ha costado más de un siglo conseguir avances significativos en igualdad, aunque todavía queda mucho por hacer. 

 

S.- Por cierto, ¿es posible no ser feminista en el siglo XXI?

Posible, es. Otra cosa es que vayas contracorriente y quieras negar la evidencia de que los hombres y las mujeres tenemos los mismos derechos efectivos, somos iguales, ni más ni menos. Eso es lo que significa ser feminista. 

 

S.- Mujer y escritora; ¿existe desigualdad entre escritores hombres y mujeres?

Yo pienso que sí. Tanto en el ámbito personal y doméstico, donde parece que la mujeres que queremos dedicarnos a escribir lo hacemos por hobby, mientras que los hombres que escriben lo hacen como profesión, como en los ámbitos públicos, donde las mujeres escritoras están muy poco representadas, se las tiene poco en cuenta como voces de autoridad en su campo. Todavía hoy, las mujeres necesitan "una habitación propia" para poder escribir, como explicaba Virginia Wolf. Solo hay que ver los premios Nobel de Literatura, que a lo largo de su historia, solo han ganado 15 mujeres de los 116 premiados, o ciertos programas de congresos de literatura sin apenas participación relevante de mujeres escritoras, para darse cuenta de que queda todavía mucho camino por recorrer.  

 

S.- ¿Qué importancia tiene el contexto histórico en ‘Un destino propio’?

Mucho, porque quería hacer un retrato de la sociedad de la época y cómo los distintos aspectos de esa sociedad influye en la historia de amor que yo quería contar. 

 

S.- Es tu tercera novela, ¿encuentras diferencias, una evolución, desde que escribiste ‘La estúpida idea de dejarte marchar’?

¡Espero que sí! "La estúpida idea de dejarte marchar" fue la primera novela que escribí y aunque es muy fresca y estoy muy orgullosa de ella, supongo que se nota. Soy muy autoexigente y eso lo llevo también a mi escritura, me gusta aprender, probar, intentar cosas más complicadas. Además, en esta novela he cambiado de género —aquel era novela contemporánea, esta es histórica— y para mí ha sido un reto a la hora de escribir teniendo en cuenta los modismos en el lenguaje del siglo XIX. 

 

S.- ¿Tienes manías a la hora de escribir, el lugar, la música, la soledad…?

Solo necesito silencio. Y si es posible, soledad. Si eso no es posible —tengo tres hijos adolescentes y a veces, resulta complicado—, intento apañarme. 

 

S.- Por cierto, ¿por qué escribes?

Sobre todo, escribo para entender, para saber. Cuando una historia me surge en la cabeza, me hago muchas preguntas que deseo saber, y para encontrar respuestas, escribo. 

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