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{CULTURA / LIBROS}

'El contemplar a la mujer sólo como musa es algo que se acabó'

Laura Calatrava publica el poemario 'Mujeres y Musas' (Lingotto Ediciones)

La tormenta de verano atacó la tarde unos minutos antes de iniciar la entrevista. Aún es primavera, pero desde hace unos meses todos parecemos acostumbrados a la posibilidad de que las cosas no sean del todo como eran. Laura Calatrava (Logroño, 1997) habla deprisa; quizá temerosa de que arrecie un nuevo torbellino de agua, quizá orgullosa -debe estarlo- de ‘Mujeres y Musas’ (Lingotto Editorial), el poemario que acaba de publicar. El aguacero amaina y la tarde invita a conversar. “Escribí los poemas -resalta Laura- por necesidad, para entenderme a mí misma”. Laura apunta la necesidad de expresarse a través de la escritura, una decisión que atribuye a su yo de 13 años y, desde entonces, no ha parado de contarse negro sobre blanco. 

 

‘Mujeres y Musas’ está dividido en once capítulos; todos titulados por una palabra en griego -desde el ‘arché’ (origen) del prólogo, hasta zoé (vida) que cierra el poemario- que hacen referencia “a temas universales; a las cuestiones que en verdad nos importan”. El tiempo, la serenidad, el deseo y el amor pasional, el miedo, el error trágico y la poética de Aristóteles, el momento adecuado, el olvido, la intuición, la naturaleza, el amor familiar y el afecto natural, y la vida. Laura ha vivido una situación familiar peculiar. “Escribir me permite reflexionar sobre esos conflictos; escribir los poemas tiene algo de visita al psicólogo, te permite realizar una introspección”. ¿Tiene éxito esa visita a la consulta del psicólogo a través de la escritura? “A veces sí y a veces no -confirma la escritora-; es el propio proceso de la vida”.  

 

“Pregúntales si el espacio se les hace pequeño,

si las luces ciegan, 

si las personas sobran en cualquier calle.

 

Pregúntales si piensan lo mismo,

si el frío se nota,

si el tiempo se para al son de su música.

 

Como el olor a menta,

en su cuerpo”.

 

“Los poemas que componen ‘Mujeres y Musas’ tienen -describe Laura- un cierto carácter triste; cuando lo estás resulta más fácil escribir o, al menos, tienes la sensación de que lo que escribes es mejor; cuando estás bien todo me parece cursi”. A la poetisa logroñesa le gustan las rimas sencillas “o que tengan la estructura de prosa poética; no necesito que rimen, me encuentro cómoda en el verso libre”. Al abrir las páginas de ‘Mujeres y Musas’, el lector descubre un universo de frases cortas y párrafos sugerentes, punzantes, valientes; directos a poner en marcha la imaginación y la capacidad de cada cual de cuestionarse. “Son poemas individuales -expone Laura-; no tienen conexión unos con otros, ni cuentan una historia en conjunto”. Un planteamiento narrativo que sí está abordando en su segundo poemario.

Algunos de los poemas editados en ‘Mujeres y Musas’ fueron escritos cuando Laura tenía 14 o 15 años. “Ahora, he buscado un hilo conductor que permitiera publicarlo en un poemario; algunos los he reescrito, rehecho o corregido y otros están publicados tal cual fueron escritos… porque si los escribí así por algo sería”. El paso del tiempo y el miedo a la muerte están presentes en los poemas de Laura Calatrava. “Desde muy pequeña se despertó en mí un intenso miedo a la muerte; me preocupaba mucho y necesitaba reflexionar sobre la muerte. He aprendido a canalizarlo de forma positiva y erradicar esos temores. Escribir es un mecanismo de defensa, pero incluso escribir me lleva en ocasiones a llorar”.

 

“Como el borracho tirado en la barra de un bar sin aliento,

como el melancólico recuerdo de algo que nunca más será,

como cuento te acercas y es mentira,

como cuando intentas borrar tus recuerdos,

te equivocas y lo consigues.

 

Te encuentras en la frontera de lo absurdo, no la pises”.

 

El título del poemario recoge una nítida alusión a las reivindicaciones de igualdad social de la mujer; también en el mundo de la Cultura, donde tradicionalmente ha sido admitida más como musa que como creadora. “Me interesan mucho los temas sociales. Hoy en día, el colectivo feminista está haciendo más ruido, pero no podemos demonizar ni excluir. Está claro que las mujeres hemos tenido, ahora y a lo largo de la Historia, menos espacio y menos tiempo, y esto ha sido así no sólo en el arte sino en todas las áreas. El contemplar a la mujer sólo como musa es algo que se acabó. El problema no es que la mujer sea musa, sino que no sea reconocida como artista, como creadora, tenga las musas que sean. Lo cierto es que hay muchas obras masculinas muy mediocres con mayor visibilidad”. ¿El problema es el miedo de los hombres artistas a perder un privilegio en el espacio expositivo? “Puede ser, pero creo que hay espacio para todos”./Javi Muro

 

* Ilustraciones de Irina Viñegra.

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