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{DEPORTE / BALONMANO}

'Para sacar jugadores importante es preciso que vivan experiencias importantes'

Jota, el entrenador del Naturhouse, espera obtener plaza europea también esta temporada

Jota, Javier González, es el entrenador del equipo de balonmano de Logroño, el Naturhouse La Rioja, que disputa la Liga ASOBAL. La conversación delata a una persona tranquila y reflexiva; extremadamente modesta a pesar de los buenos resultados que va obteniendo su equipo, siempre en constante crecimiento desde su nacimiento hace no tantos años. Quizá, Jota se ha impregnado como nadie de la filosofía de club: crecer desde la humildad, generando ilusión y dando pasos sensatos poco a poco. Del alguna manera, el propio entrenador apunta alguna de las claves del éxito de Naturhouse. "La directiva -explica-supo adelantarse a la crisis". Profesor de Matemáticas al tiempo que entrenador, reconoce que la pasión por los números le ayuda a tener capacidad de racionamiento y a buscarle la lógica a las cosas. Igual le ocurre con el ajedrez y sus paralelismos con el balonmano. Está convencido de que esta temporada se ha confeccionado un buen equipo, aunque lamenta las lesiones. "Bajan -recuerda- nuestro nivel". Aun así, apuesta por un equipo situado entre el tercer y el sexto puesto al final de la competición. "A la afición le gusta la sensación de la competición europea y hay tratar de conseguir una plaza"./Javi Muro


Spoonful.- ¿Cómo te aficionas al balonmano?

Bueno, yo soy de Valladolid y allí hay un colegio que es el San Viator al que iba a clase. Era un colegio con mucha tradición de balonmano. Recuerdo que nos ponían después de clase a jugar un torneo y de ahí hacían una selección. La verdad es que yo no me iba a apuntar, pero se inscribieron mis amigos y al final me cogieron. Fue por casualidad; había que escoger a dieciséis y yo fui el número dieciséis. Ahí empezó un poco mi afición, desde los ocho años, jugando ese torneo que disputábamos entre los del mismo curso.


S.- Y, aunque seguro que hay muchos pasos intermedios, ¿desde ese torneo escolar cómo se llega a ser entrenador?

Lo mío es un caso muy raro, ya que los entrenadores suelen ser antiguos grandes jugadores o, al menos, jugadores importantes. Como decía yo empecé a los ocho años a jugar, en la posición de portero. Con el paso del tiempo, cuando tenía ya trece años había gente en el equipo que paraba mejor que yo y pasé a ser jugador. A los catorce me lesioné de cierta gravedad y dejé de jugar. No volví a saber nada del balonmano hasta la época de la universidad, cuando estaba estudiando Matemáticas. Veía que me seguía gustando, pero ya no jugaba. Así que me puse en contacto con el responsable de los equipos del San Viator y me puse a entrenar. El primer año comencé de ayudante y estuve, sobre todo, con equipos de chavales pequeños. En el San Viator estuve ocho años entrenando a diferentes equipos. La persona que dirigía los equipos se fue y me quedé al frente de la sección de balonmano del colegio. Después, a los veinticinco años tuve la suerte de que me llamó Juan Carlos Pastor para ser segundo entrenador en el Balonmano Valladolid, además de llevar todas las categorías inferiores. Ese fue el gran salto. Pero no he tenido la trayectoria de un gran jugador.


S.- ¿Qué tiene que tener un buen entrenador? Ser un buen estratega, un gestor de grupos, un buen ojeador de talentos, un amigo, un padre…

Creo que una mezcla de todo. Para mí ha sido más sencillo entrenar categorías inferiores, porque es una labor que se me da mejor; hacer un poco de padre, de educador y de saber llevarlos. Ahora en el deporte profesional, cuando ya llegas a estos niveles, creo que para ser un buen entrenador hay que tener un poco de todo lo que comentabas, una mezcla de todo. Desde mi punto de vista hay que conocer el balonmano; hay que ser bueno tácticamente; también es muy importante saber llevar el grupo y quizá ese aspecto psicológico, a mí personalmente, creo que es lo que más me cuesta:Luego cada uno tenemos un estilo personal. Yo me considero muy estudioso, muy trabajador, intento mirar y analizar todo al detalle y que no quede por hacer el máximo esfuerzo. Es un mezcla de todo. Para mí, lo más difícil, que es de lo que más se habla hoy en día y lo que más se reclama, es el aspecto psicológico con el equipo. Cada vez se pide menos ser entrenador de táctica y más saber llevar un equipo. Para mí ahora, eso es lo más complicado.


S.- La imagen que da el equipo es de un gran ambiente…

Sí. Creo que es una cuestión más de vestuario. Yo tengo suerte en un aspecto muy importante que es que la inmensa mayoría de los jugadores que he traído han tratado de trabajar bien y de formar muy buen grupo entre ellos. Antes de fichar a un jugador pregunto mucho por él; no táctica ni técnicamente porque eso ya lo he visto y lo tengo claro. Lo que miro es cómo puede encajar dentro del grupo. Siempre he contado con jugadores que ya conocía mucho que sabía lo que me podían dar tanto personalmente como deportivamente. El mayor valor es que durante todos estos años hemos tenido un magnífico vestuario. Nunca ha habido problemas y los jugadores siempre se han llevado muy bien. Ha sido un virtud de saber qué jugadores traer y también que entre ellos encajaran, y luego, después del primer año, poder contar con gente –como digo yo- ‘de tu cuerda’. Gente que llevaba muchos años como Gurutz o como Amargant, que se retiró, y que han hecho esa labor de integrar a todo el mundo y que todos, como ya me conocen, vayan en el mismo sentido y con el mismo sentimiento.
S.- ¿Qué ayuda saber Matemáticas para ser entrenador de balonmano?

A veces cuando comento que antes de venir aquí era profesor, me preguntan ¿De Educación Física? No, de Matemáticas. La gente se sorprende mucho, pero para mí las matemáticas son una pasión, algo que me gustaba porque yo veía una belleza y una capacidad de racionamiento grande; igual que en el ajedrez. ¿Qué aportan? Creo que igual las matemáticas no te ensañan muchas cosas para la vida, pero si te forman la cabeza y el cerebro. A mí las matemáticas me han ayudado mucho a razonar, a darle sentido lógico a las cosas. Cuando entreno hay algo que se traduce a las matemáticas y es el intentar seguir un orden lógico en el entrenamiento; intentar buscar a todo el porqué, tratar de que todo sea razonado. No hacer las cosas por hacerlas sino buscar distintas soluciones. Si me atacan de esta manera cómo lo tengo que resolver. Eso que dicen que nos cuadriculan la mente a los matemáticos creo que te ayuda para tener esa capacidad de lógica, de orden y de razonamiento ante las diferentes circunstancias que se plantean durante un partido. Creo que si aportan.


S.- Hablabas del ajedrez, salvando las distancias hay ciertas similitudes con el balonmano… posicionamiento, algunos movimientos…

Sí. Está claro. La gran diferencia quizá es que la táctica que existe en el balonmano es todavía más fuerte en el ajedrez. Te ayuda, pero hay una gran diferencia… en el ajedrez piensas lo que hay que hacer y manejas piezas, y las piezas son inertes; sin embargo, en balonmano diriges jugadores que tienen muchas emociones, sus problemas, y que hay que tomar decisiones en la pista que no las tomas tú. El entrenador puede indicar o preparar una táctica, pero luego hay que estar en la pista en ese momento concreto. Dependes un poco de cómo los jugadores traduzcan tus pensamientos en la pista. Las similitudes son más en cuanto a la táctica, pero es mucho más emocionante el balonmano.


S.- Como profesor, ¿A veces con tus jugadores te sientes dando una clase?

Siempre diré lo mismo, como mejor me he sentido es como profesor de matemáticas. Enseñar a los alumnos ha sido algo maravilloso. Es algo asombroso cómo dando clase puedes llegar a conectar con los alumnos  y transmitirles los valores de trabajo. Cuando eres entrenador hay un punto en el que es distinto. Te sientes profesor pero de una forma diferente. Cuando das clase el interés del alumno es aprobar y que las cosas le salgan bien y tú que él sea mejor. Cuando eres entrenador tratas de que el jugador sea mejor, pero al servicio del equipo. Me parece que es incluso más complicado entrenar balonmano.


S.- ¿Cómo se prepara un partido?

Generalmente lo que hacemos el primer día de entreno de la semana es comenzar viendo un vídeo con las imágenes del último partido para corregir los errores que hayamos podido cometer. A medida que va avanzando la semana, yo voy viendo cuatro o cinco partidos del rival, saco cortes de las acciones que más se repiten, tanto individuales como jugadas colectiva. Sobre eso, bajamos a la pista lo visualizan los jugadores y tratamos de encontrar soluciones, por ejemplo, para defender un ataque concreto del rival o pensar cómo debemos atacar nosotros. Lo que ocurre es que esto no es matemático, luego llega el partido y hay que interpretarlo en el momento, hay que hacer cambios sobre la marcha… eso es lo bonito y lo emocionante. Soy muy obsesionado del vídeo y de estudiar mucho al rival y después, sobre esos datos, trabajar en el entrenamiento. Después, por supuesto, contamos con un preparador físico, con un fisio, y yo tengo un ayudante que ve conmigo los vídeos.
S.- ¿Te llevas trabajo a casa?

No, sinceramente, no. Lo que hago es no salir del pabellón. Generalmente, llego al pabellón a las nueve de la mañana, a mi oficina. Allí tengo mi ordenador, la impresora, el scaner, la televisión, los vídeos, todo para poder trabajar. Es algo que organicé así desde el día que llegué. De dos a tres me voy a comer casa y luego regreso. Trabajo en la oficina, salvo los momentos en que tenemos entrenamiento en la pista. Viendo partidos, planificando… hasta las nueve y media o diez de la noche, pero luego nunca me llevo trabajo a casa. Hay otros entrenadores que sólo van al pabellón a entrenar y todo lo que yo hago en la oficina ellos lo hacen en casa. Para mí es importante que cuando llegue a casa, el poco tiempo que esté, sea un lugar para estar tranquilo, que sea un espacio acogedor y de descanso.


S.- El Naturhouse da la impresión de estar en un crecimiento constante, ¿es así?

Si es cierto. Pero lo más importante que estamos haciendo es crecer con mucho cuidado; que el proyecto sea sólido y estable. No tenemos aires de grandeza, no nos planteamos estar un año ahí arriba y ganar todo, porque sabemos que eso, seguramente, será el fin del club. Hay que saber equilibrar muy bien la economía con lo deportivo y conseguir pequeños logros cuando se puede… dos años nos hemos metido en la Copa del Rey, dos años hemos entrado en competiciones europeas y alcanzado las semifinales. Eso es muy bonito y es maravilloso, pero siempre que se consiga con los pies en el suelo. Queremos crecer y cada año lo hemos hecho, en estabilidad, en confianza, pero siempre diré lo mismo los entrenadores y los jugadores van y vienen, pero la estabilidad de un club es lo más importante.


S.- Al hilo de lo que comentas sobre la estabilidad, parece que al mismo tiempo se ha conseguido crear, en pocos años, un equipo y una afición; una afición que existía, pero que estaba quizá latente, adormilada, como esperando algo, ¿no?

Para nosotros la afición es muy importante. Había muchos clubes en los que había una gran afición por el balonmano, pero para aglutinar a toda esa afición se necesitaba un equipo de referencia. Eso se consiguió con la creación del club y cumple las expectativas que la gente tiene en el balonmano de máximo nivel. Creo que el aficionado está muy contento con el club y cada vez hay más gente que entiende de balonmano, que le va gustando más. Unas veces te alegras, otras sufres, pero creo que el equipo cumple las expectativas de la afición. Ya tenemos una afición consolidada.
S.- Vas a decir que no metamos presión, ¿pero es esta temporada la de más exigencia para el club?

Creo que podemos decir que de entrada hemos hecho un muy buen equipo. Ahora ¿Va a ser el mejor equipo de la historia? Yo creo que el mejor equipo de la historia es el que quedó quinto, hace tres temporadas. Ahora bien, yo creo que la realidad es que puede tener el nivel. Todos sabemos que ha costado mucho hacer un equipo como el que tenemos este año, pero luego influyen muchas cosas. Ahora mismo tenemos seis jugadores de baja; algo decisivo para que ya no estemos en el nivel que nos gustaría estar. Con las lesiones hemos bajado muchísimos enteros. Ves que por circunstancias y factores externos el proyecto tan interesante que tienes se te cae un poco. Aun así hay que seguir confiando en los jugadores que tienes ahora mismo y que pueden jugar para llegar lo más arriba posible. Creo que tenemos un proyecto ilusionante, pero que esta situación nos hace bajar bastante, pero queremos seguir en esta línea de crecimiento y de hacer algo más. Hemos hecho el mejor inicio de liga de nuestra historia.


S.- La crisis ha golpeado duramente al deporte en general –quizá menos al fútbol- pero parece que de forma especial al balonmano, ¿no?

Creo que ha golpeado mucho a todos los deportes, pero lo que sí es cierto es que en balonmano hablamos mucho de ello y en otros deportes lo comentan menos, lo ocultan mejor o no hablan tanto de ello. La crisis está afectando mucho a los presupuestos de todos los clubes de la Liga ASOBAL, los jugadores tienen que adaptarse a las nuevas circunstancias, los patrocinadores igual se han comprometido para toda la temporada y a mitad de año no pueden cumplir su compromiso porque las cosas no van bien en sus empresas. Se están viviendo momentos difíciles en el balonmano, pero creo que cuanto más pequeño es el deporte afecta todavía más, pero creo que parecido a otros deportes. En el baloncesto se habla menos, pero también se ha visto bastante afectado. Nosotros somos un club en el que, como dice el presidente, hay que vender ilusión y optimismo.


S.- El Naturhouse también ha demostrado, de alguna manera, que se puede estar en una competición de nivel y hacer las cosas bien, no como ha pasado en Logroño con otros deportes como el fútbol, ¿no?

Está claro. Sobre todo es ir haciendo pasos poco a poco. Todo el mundo te reclama más y más, pero hay que hacer las cosas poco a poco. Creo que el éxito de este club ha sido adelantarse a la crisis. En los momentos en que las cosas iban muy bien y todo el mundo fichaba y fichaba, y gastaba y gastaba, el club ha estado tranquilo y ha saneado su economía. Hay que dar pequeños pasos y siempre teniendo en cuenta que puede llegar un momento complicado. Esa ha sido la clave, adelantarse a la crisis. Han llegado los años malos y nosotros no teníamos contratos altos. Hemos tenido tranquilidad para hacer las cosas bien y sin volvernos locos.


S.- Comentabas en tu blog un cierto peligro de que la crisis económica afecte al balonmano base, que es el futuro, ¿no?

Lo que veo es que  ahora se recortan las subvenciones para el deporte base igual que ocurre en el deporte elite. Para sacar jugadores importantes se necesitan que vivan experiencias importantes. Por ejemplo, parece que se van a eliminar los campeonatos de España por autonomías y una serie de cosas más. A lo que voy en el blog es a analizar cómo afrontamos todos esos recortes. Lo que trato de exponer es que cuando yo empecé a entrenar estuve un montón de años sin ganar absolutamente nada, lo hacía porque me encantaba entrenar a los chavales. Ahora es el momento de, además de podernos quejar, dar una paso adelante todos y decir vamos a ser un poco altruistas. Es decir, entre todos trabajar para que este deporte no se nos caiga. ¿Qué podemos hacer cada uno? Aportar todos desde nuestra parcela. No quedarnos sólo con “como ya no me subvencionan esto…”. Hay que valorar si te compensa, si tienes tiempo, si te emociona seguir trabajando con los chavales aunque sea de otra manera. Es lo que nos queda, porque sino el balonmano se va a caer y cuando queramos levantarlo no vamos a poder.
S.- ¿Cuál es tu visión del balonmano español? Hasta ahora había tres o cuatro equipos luchando por arriba, pero ahora parece que dos son imbatibles. ¿Existe el riesgo de que pase algo parecido a lo que está ocurriendo en el fútbol? La pérdida de emoción.

Está claro. La liga está fraccionada, no tanto como antes. Antes la ruptura era en más grupos. El grupo de Barcelona y Atlético de Madrid (Ciudad Real), que luchaban siempre por el título. Luego estaba el grupo que peleaba por entrar en Europa o acceder a la tercera plaza de Champions; aquí estaban el Ademar, Aragón, en su momento Portlant, Valladolid. Y después los que luchábamos por la zona media y los que trataban de evitar el descenso. Ahora, la liga se ha fraccionado de otra manera. Sigue el monopolio del Barcelona y del Atlético Madrid, pero los demás estamos muchísimo más igualados. El descenso no se sabe cómo va a ser. Sí hay equipos con algo más de potencial, pero no son las diferencias tan marcadas que había antes. A partir de la tercera plaza puede ocurrir cualquier cosa.


S.- ¿Te atreves a señalar una posición para el equipo al final de la Liga?

Sí.  Nuestro sueño sería entrar en Europa, y eso supone terminar desde el tercero hasta el sexto. Las lesiones van a marcar un poco donde estemos. Vamos a ver cómo nos salen las cosas. Ese era el objetivo al principio de temporada y volver a generar ese ambiente de competición europea que a la gente le gusta mucho.


S.- Para terminar, ¿Qué te ha parecido el caso de las apuestas del Montpellier? Estamos hablando de la crisis en el balonmano, de jugadores y equipos con problemas, y estas ilegalidades las cometen jugadores del equipo que aglutina a más estrellas… que no estarán mal pagadas…

Al final vamos a ver que dice la Justicia, pero está claro que no es bueno para el balonmano. Y después, te das cuenta que muchas veces la ambición no tiene límites.Son gente que está muy bien considerada, estrellas mundiales del balonmano, que no tienen ninguna necesidad de hacer cosas de este tipo. Al final, me imagino que es ambición. Son cosas duras y tristes y no beneficia nada la imagen del deporte, que tiene que transmitir valores.

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