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{DEPORTE / FúTBOL}

'Historias del Calcio', política, fraude, fútbol y, sobre todo, Totti

El libro del periodista Enric González describe Italia en breves artículos a través del fútbol

Dicen que es imposible hablar de Italia sin referirse al fútbol. La regla de tres se completa al comprobar que es imposible hablar de fútbol en Italia sin mencionar a Francesco Totti. Por mucho que insistan los ingleses, los italianos tienen claro que fueron ellos los inventores del deporte del balompié. Recuerdan que lo llamaban ‘Calcio’ –que viene a significar patada- y se retrotrae a aquellas batallas campales con un balón de por medio que practicaban en la Florencia medieval. Pero del mismo modo, el fútbol en Italia –como en la mayoría de los lugares en los que se practica- es también política e ideología, es dinero y relaciones sociales. Quizá la diferencia entre la forma de entenderlo entre unos países y otros radique en la pasión con la que los italianos desempeñan cada una de estas actividades.


Enric González aprovechó su estancia en Roma como corresponsal de El País –lo ha sido también en Londres, París, Nueva York, Washington y Jerusalén- para escribir su crónica de Italia, entre los años 2003 y 2007, a través del fútbol.


En ‘Historias del Calcio’, Enric González describe el universo que rodea al fútbol y que ejerce de alguna manera de espejo de la sociedad italiana. Al menos de los juegos de poder que la gente de a pie observa desde sus problemas diarios, desde su día a día. Probablemente, el fútbol profesional es un espejo de la sociedad más nítido de lo que sospechamos desde antes de echar a rodar el balón. En ‘Historias del Calcio’ se narran grandes gestas deportivas pero al mismo tiempo contiene altas dosis de violencia, pasión, fraude, corrupción, trampas, y muchos, muchos disparates que se justifican a través del fútbol.

 

Y es que Enric González no se queda en la clase de Del Piero, las rachas goleadoras de Vieri, las estrategias de Capello, Sacchi, Mancini o Cesare Prandeli, el coraje de Gatusso o Di Livio, las genialidades de Cassano o el juego criminal de Materazzi. El periodista catalán describe también la estupidez humana de los seguidores de un equipo que destrozan el estadio rival; las cuentas del monopoly futbolístico; los amaños de partidos de la Juve y de otros; la presencia de grupos fascistas en las gradas y de jugadores que los jalean desde el césped –caso de Di Canio- y personajes como Luciano Moggi, el hombre de las cloacas del fútbol italiano, capaz de decidir el resultado de la competición, de otorgar campeonatos, y conceder salvaciones y decretar descensos de categoría, enriqueciéndose a costa de sus artes.
Por supuesto, González habla de fútbol. Resalta el brillante juego del Milan de Kaká o de la Roma de Prandeli; de los añorados años de gloria del Inter y de su condicón de ‘pupas’ italiano, de Baggio, de Ronaldo y de Adriano, de derrotas y humillaciones sufridas sobre el campo. También habla de victorias y del equipo del barrio y de ese jugador que renuncia a su gran contrato para tratar de ascender con el club de su vida a la Serie A. En sus artículos, explica también Enric como en Turín la gente es del Torino más que de la Juve, aunque la mayoría de Italia sea juventina. Y habla de Totti, sobre todo de Francesco Totti, de su genialidad con el balón en los pies, de su fidelidad –caso curioso en el fútbol moderno- a la Roma y de su capacidad de liderazgo. Y recuerda la fama de simpático descerebrado del jugador romano evocando el chiste del que le hacían protagonista. “Incendio en la biblioteca de Totti. Destruidos los dos libros. Totti está desesperado ya que asegura que no había terminado de colorear el segundo”. Lejos de enfadarse, Totti recopiló todos los chistes sobre su persona en un libro que vendió con fines benéficos.


La figura de Totti serpentea por los textos de Enric González desde la temporada 2003 hasta cuatro años después cuando concluye ‘Historias del Calcio’. El periodista reconoce la figura del futbolista de la Roma en infinidad de ocasiones. Un buen ejemplo es el relato de lo sucedido en las semifinales de la Eurocopa de 2000 entre Holando e Italia. El partido había concluido en empate y se iba a decidir en la tanda de penaltis. Mientras decidían quien los tiraría, Totti le comentó a Baggio que iba a hacer una cuchara en su lanzamiento. El comentario llegó a oídos de Maldini, capitán de la selección, que el advirtió alarmado: “Es Van der Saar, y es muy alto, y estamos en una semifinal europea”. “No te preocupes –respondió Totti- voy a hacer una cuchara”. Y la hizo. Quizá pensó que en el fútbol como en la vida, sino arriesgas… te aburres./Javi Muro

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