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{DEPORTE / OTROS DEPORTES}

'El parisino volador' y la primera carrera de la historia

En noviembre de 1869 se disputó la primera carrera ciclista de fondo

Es febrero y la temporada ciclista ha comenzado a dar pedales de nuevo. Los equipos persiguen los escasos rayos de sol para que acompañen a sus corredores en los primeros días de competición. Algunos eligen las llanuras entre dunas de Dubai, otros prefieren subir las exigentes rampas del monte Verde en Omán y algunos –más tradicionales- realizan las primeras arrancadas en busca de la victoria por tierras andaluzas o portuguesas. Inmersos en la competición, es probable que en el pelotón internacional, pocos ciclistas sepan de la existencia de una placa situada en un parque de París en honor a James Moore.


James Moore era veterinario, aunque la placa que hoy le recuerda en el parque Saint Cloud nada tiene que ver con su preocupación por la salud de los animales. Moore era también inglés y aunque se trasladó siendo muy joven a Francia con el afán de avanzar en sus conocimientos aplicados en medicina animal tampoco sus orígenes tuvieron gran importancia en el hecho de que ostente un epígrafe en la historia del deporte. Fueron su preocupación científica y su trabajo los que le llevaron desde Suffolk (Inglaterra), hasta París y, después, a Normandía. Y fue allí, en el noreste francés, donde descubrió la que iba a ser su gran afición, la que le permitiría contemplar su nombre inscrito en bronce para siempre.


Debiera ser obligatorio para quienes practican un deporte de forma profesional conocer su historia, sus leyendas, los grandes relatos que lo han acompañado a lo largo de los años. Sería, de alguna manera, una forma de honrarlo y respetarlo.


La afición al deporte de la bicicleta crecía rápidamente en la Francia de mediados del siglo XIX. Con el objeto de dar a conocer la bicicleta, los hermanos Ollivier organizaron unas jornadas en el parque Saint Cloud que contemplaban la disputa de diferentes carreras. Era mayo de 1868 y aquella prueba de un kilómetro es considerada hoy la primera carrera ciclista de la historia. Aquel día, cruzó la meta en primer lugar James Moore, el veterinario inglés residente en París. Lo hizo sobre una bicicleta de madera, de piñón fijo y ruedas de hierro.


Tras las primeras carreras, la simpatía y el entusiasmo por la bicicleta como deporte habían despertado el interés de una multitud de seguidores. Así, los Ollivier decidieron organizar una prueba de mayores dimensiones; un carrera que tuviera salida en una ciudad y llegada en otra. Una competición internacional y abierta a todo aquel que quisiera participar. El objetivo de los organizadores era demostrar que la bicicleta era un medio de transporte válido también para las largas distancias.


El punto de inicio parecía claro: París. Los hermanos Ollivier tenían que decidirse por una meta. La elegida fue Rouen, lo que suponía un recorrido de 123 kilómetros de distancia y el estreno de la primera carrera de fondo de la historia del ciclismo.


Es cierto, que hoy en día una etapa de 123 kilómetros es considerada una prueba explosiva. Una carrera en la que los ciclistas pedalean con las pulsaciones al máximo de principio a fin. Es cierto, que hoy se disputan carreras que se acercan a los 270 kilómetros, pero también es cierto que hoy las bicicletas son ligeras, llevan cambios electrónicos y, además, las carreteras están perfectamente asfaltadas.


No se trata de quitar méritos, sino de concederlos. Aquella iniciática París-Rouren transitó por caminos embarrados, atravesados por surcos formados por el agua y sembrados de piedras a cada metro. Caminos por los que las aquellas bicicletas que llegan a pesar hasta treinta kilos botaban más que rodar.


La plaza L’Etoile fue el escenario de la salida. Eran las ocho de la mañana del 7 de noviembre de 1869 y cien corredores pusieron rumbo hacia tierras normandas, hacia Rouen. Diez horas y cuarenta y cinco minutos más tarde, James Moore alcanzaba la meta en las mismas tierras en las que había comenzado a disfrutar de la bicicleta. Había tenido que echar pie a tierra para superar algunas de las colinas que adornaban el recorrido, pero a unos metros de la victoria levantó el brazo sonriente, satisfecho y feliz. Si él había terminado cansado, cómo llegarían los que le perseguían. Tras él, subieron al histórico podio los franceses André Castera y Jean Bobillier. En total, tan sólo 33 corredores lograron completar la prueba; el último más de cinco horas después del vencedor.


James Moore se había convertido en el primer campeón de la historia del ciclismo. A partir de ese momento, la organización de pruebas ciclistas comenzó a proliferar por tierras francesas y Moore, que amplió su palmarés con una buena colección de victorias, pasó a ser conocido como ‘el parisino volador’. Dicen que aquel primer triunfo le proporcionó los días más felices de su vida. Dicen también que poco tiempo después renegó del camino que por el que los organizadores de carreras estaban llevando el ciclismo. Pruebas en las que primaba el espectáculo en el que el sufrimiento sin sentido del corredor era el principal condimento.


Y es que no era extraña la convocatoria de competiciones –principalmente en Estados Unidos- como los Seis Días de Chicago, en los que los ciclistas debían pedalear durante seis días y seis noches, sin relevos y sin bajarse de la bicicleta. Moore fue invitado a participar, pero reclinó la inscripción al considerarlas pruebas inhumanas que atacaban contra la dignidad humana. Poco después abandonó el ciclismo de competición entristecido por los derroteros que tomaba su deporte. ‘El parisino volador’ regresó a su trabajo de veterinario y falleció a los 86 años en su pueblo natal, en Inglaterra.


Tres décadas después de aquella primera carrera –en 1903- se celebró el primer Tour de Francia. Ahora, entre malliots de manga larga y perneras, la sorpresa para algunos críticos es la buena forma que presentan ya algunos de las figuras que se suponen disputarán la victoria de las grandes rondas allá por la primavera y el verano. Froome, Valverde, Contador, ya se han apuntado triunfos parciales y finales en pruebas de una semana; hablan también de la espectacular irrupción de un ciclista polaco, Michal Kwiatkowski. Si James Moore supiera…/Javi Muro

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