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{DEPORTE / OTROS DEPORTES}

'En la última década hemos disfrutado de la generación prodigiosa del ciclismo español'

Eduardo Chozas ve a Froome, Contador y Quintana favoritos en el Tour

Eduardo Chozas fue ciclista profesional a lo largo de catorde temporadas, entre 1980 y 1993, en las que cosechó entre otras victorias cuatro etapas en el Tour de Francia y tres en el Giro de Italia. Además, logró finalizar sexto en la general de la Vuelta y el Tour y undécimo en el Giro. Debutó como profesional en el equipo Fosforera-Vereco y corrió en las mejores escuadras nacionales del momento, ZOR, Reynolds, Teka, Kelme y ONCE, finalizando su carrera en la formación Artiach. Ahora como comentarista del canal Eurosport ofrece siempre apuntes didácticos sobre la evolución de cada carrera, valorando las diferentes opciones y estrategias que pueden serguir equipos y corredores. Como ciclista profesional llegó a disputar las tres grandes en la misma temporada en dos ocasiones -en 1990 y 1991-, como comentarista lleva completando la práctica totalidad del calendario desde hace unos cuantos años. Compagina la televisión con la organización de un campus, que tiene el objetivo de enseñar a disfrutar con seguridad y profesonalidad de la bicicleta. A tan sólo un par de días de inicio del Tour ve a Froome, Contador y Quintana como favoritos, pero avisa... el Tour es más complicado en las carreras sin montaña que en las que presentan grandes ascensiones./Javi Muro

 

SPOONFUL.- ¿Se sufre menos como comentarista que en la carretera?

Físicamente sí. Son cosas diferentes, pero también te tienes que esforzar. Tienes que estar al día y conocer a los ciclistas, los equipos, los recorridos. Como comentarista también tienes que estar metido en la carrera. De alguna manera, el comentarista es como un director de equipo que trata de contar las tácticas a los espectadores que siguen la carrera. Se trata de situar a la gente en el coche de los equipos ciclistas.


S.- No tiene que ser sencillo estar al día sobre todos los ciclistas que compiten en cada prueba, en qué estado de forma llegan, cuáles son sus características, palmarés, equipos por los que han pasado…

Todos no te los sabes. Intentas tener a mano durante la retransmisión datos e información. Sí que es cierto que a la mayoría los conoces, de hecho ahora conozco a muchos más ciclistas que cuando corría. Entonces, en algunas pruebas, tenía compañeros al lado que no sabía quiénes eran. Ahora, a los corredores que participan en el Tour, en el Giro o en la Vuelta, los conoces más o menos. Los identificas por la forma de pedalear, por la forma de ir en el pelotón… es fruto de estar encima de la actualidad del ciclismo todo el día.


S.- ¿Desde el puesto de comentarista se llega a sentir cierta envidia sana cuando estás retransmitiendo una carrera que está emocionante, con un recorrido de los que te gustaban? ¿Llegas a pensar… si yo estuviera ahí?

No. No porque como el ciclismo es tan duro, y es esa dureza lo que igual no sabemos transmitir en toda su dimensión, ahora creo que disfruto más. Sí me pasa que me siento identificado con los corredores. Te acuerdas perfectamente de cómo es el ciclismo, de los momentos duros, que no se aprecian desde la televisión. Nos parece fácil y cuando alguien se queda rezagado es porque ya no puede más y esa sensación, quizá, pasa desapercibida para el espectador. El ciclista sabe que ha ido al límite y que ya no puede más, lo que no vemos es la parte trasera del pelotón, los que llegan a media hora, que tienen muchos problemas para acabar las etapas. De esas sensaciones te acuerdas mientras estás comentando una carrera, no se te olvidan, pero no es envidia. Tu organismo ya no está para esos esfuerzos, es una época pasada.


S.- Lo que si tiene el ciclismo –quizá a diferencia de otros deportes- es que el aficionado lo es de todos los corredores, del que marcha por delante y de los descolgados. Lo hemos visto en el pasado Giro, cuando en las últimas etapas los tifossi animaban a Nibali, cuando atacaba, pero de igual manera a los rivales que le perseguían.

El ciclismo una de las cosas buenas que tiene es que no hay mucha rivalidad entre aficionados como en el fútbol, por ejemplo. Si uno es del Barsa ya no es del Madrid y viceversa, o incluso odias al equipo rival. En el ciclismo no, te puede gustar Nibali y, mismo tiempo, Valverde o cualquier otro corredor… Contador… Al final, lo que te gusta es la gesta. Te gusta que lo intenten, que sean valientes, que ataquen. El público del ciclismo anima a todos los corredores, incluso más a los que llegan por detrás. A veces incluso les ayudas con un empujoncito. Es una de las grandes características que tiene el ciclismo, cada uno tiene un ciclista favorito –hay grandes debates que si Valverde, que si Contador, que si Purito, que si otros en la Historia-, pero eso no hace que no aprecies los éxitos y la forma de correr de los demás.


S.- Tus comentarios durante las retransmisiones siempre tienen un punto didáctico. Tratas de que el espectador que ve ciclismo –aunque haya visto mucho no lo ha practicado- pueda descubrir un poco más, ¿no?

Sí, intento describir lo que está pasando y, al mismo tiempo, lo que pudiera pasar con otra táctica diferente. Momentos de carrera en los que planteas que igual en vez de tirar del pelotón es mejor atacar y que trabajen otros equipos. Intento ser didáctico desde el punto de vista de que el ciclismo es un deporte de equipo, de tácticas, de gente inteligente, y que hay muchos factores que influyen en una carrera. Lo que está pasando lo vemos todos, por eso me gusta analizar lo que puede pasar, las opciones, lo que influye en el desarrollo de una etapa. ¿Por qué está pasando y qué puede pasar? Son los planteamientos más bonitos que podemos abordar los especialistas que comentamos ciclismo. Tenemos la opción de tratar de descifrar las carreras en las que pasan muchas cosas.


S.- Una de las cuestiones en las que haces hincapié en tus comentarios es en los recorridos que diseñan los organizadores de las carreras. Hablas de esos recorridos duros, pero accesibles a un mayor número de corredores, en los que la emoción se multiplica.

Sí, creo que es un error diseñar llegadas con rampas del veinte por ciento de desnivel que tan sólo están al alcance de cinco ciclistas. Creo que son mejores recorridos con cinco puertos intercalados –que al final son más duros porque todo el mundo llega reventado- que abren el abanico a corredores que no son escaladores pero pueden llegar en una escapada si suman ventaja suficiente. Eso provoca que haya muchos movimientos en carrera y así gana el espectáculo. Un final duro de vez en cuando vale, pero no se pueden pasar los organizadores porque después a los corredores les da miedo atacar porque si el final es un puerto de siete kilómetros con rampas del veinte por ciento hay que llegar con diez minutos de ventaja para tener posibilidades. De la otra forma la emoción se multiplica al disputarse la etapa y la general en un mismo día. El Giro tuvo la tendencia de buscar finales muy altos, pero ahora ha vuelto a etapas duras con emboscada final. Así, muchos corredores se ven con posibilidades.


S.- Ha sido un Giro muy emocionante. Quizá por el recorrido, pero también por la personalidad de los que corredores que estaban delante. Se han intercambiado el liderato casi cada día.

Creo que todo ha influido, pero creo que más aún el recorrido. Los ciclistas son los protagonistas por supuesto, pero si les propones un recorrido propicio para el espectáculo la posibilidad de que se produzcan cambios de líder y la emoción se multiplican. Las etapas con finales en subida cortas, en bajada tras el último puertos, ‘pequeñas emboscadas’, propiciaron que las diferencias no fueran más allá del minuto y que el liderato fuera rotando. El setenta por ciento del Giro han sido mínimas diferencias. Y al final, para rematar la emoción, Nibali le dio la vuelta a la tortilla cuando estaba a más de cuatro minutos.


S.- ¿Cómo valoras el desarrollo de la temporada? Las clásicas, el Giro, la despedida de Fabian Cancellara…

Cancellara es un gran corredor y da pena que lo deje porque ha dado mucho espectáculo. La pena ha sido que cayera enfermo durante el Giro y no pudiera disputar la carrera, incluso tuvo que ir un poco a rastras. Ahí el hombre lo pasó mal. En la temporada hemos disfrutado primero de las clásicas. Da igual que corredores las corran siempre son interesantes. Este año ha sido Sagan uno de los que ha dado más espectáculo, pero es lo mismo quienes participen porque los recorridos son tan complicados, tan extraordinarios, sobre todo las que presentan tramos de adoquines… la París- Roubaix y el Tour de Flandes, y también las que les van bien a los corredores españoles… La Flecha Valona y la Lieja con Valverde… Quien tiene cultura ciclista valora mucho estas carreras. En España no se valoran las clásicas, al menos no por el aficionado general al deporte. En Bélgica u Holanda, por ejemplo, ganar una de estas carreras es como ganar el Campeonato del Mundo o el Tour. Durante la temporada vamos disfrutando de los momentos… ya estamos esperando del Tour… con otros protagonistas, pero sigue la emoción.


S.- ¿Cómo empiezas en esto de dar pedales?

A los tres años empiezas a hacer de todos, a patinar, a andar en bici, a jugar al tenis, al fútbol… Al final te llaman más la atención los deportes como la bici o patinar más que los de cancha, cuando descubres que sobre la bici te mueves y puedes hacer kilómetros te engancha. No sabes aún que vas a correr, eso pasa cuanto te metes por primera vez en una carrera. Fue a través de un amigo de mis padres que había corrido en bici. Era el carnicero, mi padre era el frutero. A los once años corrí mi primera carrera y ahí me di cuenta que era muy divertido y que se me daba bien. Como un juego fueron pasando etapas hasta que llegas a juvenil –junior ahora, sub-23- y te das cuenta de que tienes muchas posibilidades. Firmé mi primer contrato muy joven, con 19 años, antes de hacer la mili. Fue con Javier Mínguez, en el ZOR, donde estuve cinco años y desde entonces el ciclismo ha sido mi profesión.


S.- Hablas de cómo pasaste de la bici como un juego al ciclismo de competición y como profesión, parece que fue un tránsito lógico, nada traumático…

Me gustan los retos difíciles. Cumplo años en julio, a mitad de temporada, y en mi época de juvenil se podía subir de categoría a mitad de temporada, sin esperar a terminar el año. A mí no me importaba no ganar carreras, lo que quería era avanzar, correr con los mayores, con los difíciles. Corrí carreras siendo juvenil, con licencia de amateur, de aficionado de segunda como estaba estipulado en aquella época. Dispute los cuatro campeonatos nacionales, los dos de juveniles y los dos de amateurs. Corría con gente mayor y eso hizo que cuando pasé a profesionales no lo notara tanto. Obviamente notas el paso de categoría, pero ese primer año ganamos la Vuelta a España… estuvimos tirando quince días del pelotón, desde la salida y lo aguanté perfectamente. Pensé que había sido mi puesta en marcha, si había superado esa prueba en mi primer año, lo demás sería un poco más fácil.
S.- ¿En esa época tenías ídolos, referentes, ciclistas en los que te fijabas?

Claro. Jugaba a las chapas en la época de Merckx, Ocaña y el Tarangu. Siempre iba con Ocaña, era mi referente. Había ganado el Tour del 73, se había caído un año antes cuando ya le ganaba a Merckx. Para mí, Ocaña era un ídolo, era la fuente de mi inspiración. Con el Tarangu pasaba parecido, junto a Ocaña, eran los dos que en aquella época realizaban unas gestas tremendas. No las podíamos ver como ahora, pero las seguíamos por la radio o veíamos resúmenes. Estábamos pendientes de ellos.


S.- Hablabas de Javier Mínguez. Ha sido muy importante en tu carrera, ¿no?

Fue la persona que me descubrió cuando yo estaba en el equipo filial. Mínguez venía de vez en cuando a vernos en alguna carrera. Había sacado el equipo profesional justo ese año, en 1979. Ese año en el equipo amateur lo ganábamos todo, estaba Pedro Delgado, Cabrero, Camarillo, Magro, todos fuimos profesionales después. Dentro de que lo ganábamos todo, Mínguez debió ver en mí algo especial. Recuerdo que una carrera que vino a vernos, remonté un abanico sólo. No sé el motivo, pero me subió a mí al primer equipo antes que al resto. Mínguez fue el que me descubrió y con él aprendí mucho. Pasé con él mis primeros cinco años como profesional.


S.- No hay mejor forma de aprender que codearse con los mejores…

Además, compartí habitación con Miguel Mari Lasa, que ya era un veterano y del que también aprendí mucho. Mínguez y Lasa fueron mis mejores maestros, hice con ellos un master un ciclismo. Aprendí lo que es el ciclismo profesional.


S.- He leído, corrígeme si me equivoco, que tu primera victoria como profesional se la disputaste a Bernard Hinault.

En la Vuelta a Alemania de 1980, en primer año como profesional, gané una etapa. Corría con la Selección Española. En aquella prueba competía Hinault y el resto de las selecciones porque el Mundial fue poco después en Sallanches y fue el más duro de la Historia, tan sólo terminaron catorce corredores. Lo ganó, precisamente, Hinault. Aquella primera etapa no es que se la disputara a Hinault, estaba él en la carrera pero también muchos más rivales. Recuerdo que hice noveno en la general. La etapa la gané en una escapadita. Era un chaval de veinte años competiendo con gente muy experta.


S.- En tu palmarés conviven victorias en el Tour, en el Giro… ¿Cuál es la que te trae mejores recuerdos o en la que más disfrutaste?

Es difícil elegir, todas. Hechos históricos para mí destacaría, por ejemplo, mi primera participación en la Vuelta a España. Te plantas en la salida de una ‘grande’ con 19 años y dices “Madre mía”. Cuando la terminas ya has cumplido un sueño. Luego mi primer Giro, que fue al año siguiente. Corrí Vuelta y Giro bastantes años, del 81 al 84, y fue ya con Reynolds en 1985 cuando disputé por primera vez el Tour. Participar en el Tour es el sueño de cualquier ciclista y ya acabarlo ni te cuento. La emoción que te entra cuando llegas a los Campos Eliseos –que es verdad, no es ningún mito- es increíble, se te pone la piel de gallina. Hay un chascarrillo que dice... te dan el carné de ciclista en París.


S.- El Tour como leyenda del ciclismo…

Es una carrera muy difícil. No se trata de la dureza de la montaña, el Tour es complicado desde el primer día. Es incluso más dura cuando no hay montaña. Es el riesgo de las carreteras, los nervios, la velocidad… Ya si consigues ganar etapas, como me pasó en el Giro y en el Tour, pues es el sumun. Pero sobre todo destaco el hecho de empezar y acabar esas carreras tan duras. Ganar es un sueño. En la Vuelta no gané ninguna etapa, es un sueño que me quedó por cumplir.


S.- Creo que ganaste una etapa que está considerada como uno de los finales más altos de la Historia del Tour, en el Col du Granon a 2.413 metros de altitud.

Sí, en el años 1986, en el Col  du Granon. Ya no es la más alta porque creo que fue en el Tour de 2011, Andy Schleck venció en la cima del Galibier (2.645 metros). Así que es la segunda y además, al Granon no se ha vuelto a subir desde aquel día. Fue el día que Hinault perdió el liderato frente a Lemond. Desde entonces no ha vuelta a ganar el Tour un francés.


S.- ¿En qué piensa un ciclista –tu además has protagonizado largas escapadas- cuando va escapado durante kilómetros y kilómetros, que al final son horas y horas?

En el recorrido lo primero. Hasta que logras coger una fuga buena tienes que probar, seleccionar las etapas, analizar las que te van bien. Eso antes, sobre el libro de ruta. Cuando has conseguido meterte en la escapada buena te tienes que dosificar, tienes que conocer perfectamente el recorrido y tus posibilidades. Tienes que pensar cuando puedes ir más deprisa para sacar ventaja y cuando tienes que recuperar. Una vez que tu cabeza a estructurado el esfuerzo, evadirte y pensar en otras cosas para no notar tanto el sufrimiento. En esos momentos tu cabeza es un torbellino de ideas. De vez en cuando vuelves a la carrera para situarte, para comprobar el tiempo que llevas, la ventaja, lo que te queda, si tienes que acelerar… aunque con el esfuerzo que representa una escapada a veces acelerar llega ya un momento en que no puedes. Los últimos tramos de las escapadas son puro sufrimiento.


S.- Hay que ser muy fuerte mentalmente, ¿no?

Sí, pero cada corredor tiene que saber las cualidades que tiene e intentar sacarles provecho. Hay que intentarlo, después ya se verá si te sale bien, pero por lo menos hay que intentarlo. En mi caso lo tenía claro, podía llegar con los diez mejores todos los días en la montaña, pero me costaba salvar una contrarreloj de cincuenta kilómetros. Si había dos en una de las grandes, te presentabas en el general con diez minutos perdidos. No podía entrar en ese juego, tenía que correr de otra forma y tratar de ganar etapas. Arriesgaba en las escapadas para tratar de ganar –y muchas veces te cogen, porque también te coge el pelotón- y después perdía tiempo al día siguiente, no a posta, pero si en una etapa te metías cien kilómetros escapado a la jornada siguiente notas el cansancio. Te recuperas y vuelvas a la carga. Si no te mueves está claro que no lo vas a conseguir. Mis características tampoco eran de escalador con final para romper en los últimos kilómetros. Siempre estaban los ‘escarabajos’, Herrera, Parra… a los que era muy difícil ganarles.

 

S.- Había que buscar la oportunidad...

Cuando mejor me desenvolvía era al día siguiente de una etapa que hubiera sido muy dura. Tras una jornada de mucha pelea, al día siguiente recuperaba bien y me encontraba con fuerzas para intentarlo.
S.- ¿Qué ciclista o ciclistas son los que más te han impresionado en carrera?

A mí, Hinault. Ha sido un ciclista que me ha parecido muy superior a los demás. En sus épocas buenas, claro. También ha tenido épocas más humanas, pero en el Tour del 1985, que fue mi primera participación, lo observabas y veías que hacía lo que quería. Controlaba y cuando se quedaba sin compañeros arrancaba a ochenta kilómetros de meta. Ponía a sus rivales de cuatro en cuatro a perseguir y eso no le he visto nunca desde entonces. Es el ciclista que más me ha impresionado. En esos momentos a Hinault no le hacía falta táctica, era un animal.


S.- Hasta hace poco en España el ciclismo eran sólo las tres grandes vueltas, pero desde hace unos años las clásicas nos han descubierto otro ciclismo, otra forma de verlo y entenderlo, que es también apasionante.

Por supuesto. Las clásicas en España se han descubierto ahora gracias a que canales como Eurosport transmite todo el ciclismo. Así hemos podido comprobar la dimensión que tienen estas carreras. Si tienes la posibilidad de acercarte a Bélgica y comprobar cómo se vive este tipo de ciclismo descubres que para ellos son más importantes esas pruebas que casi el Tour. El aficionado español está descubriendo las clásicas ahora, en la última década. Ni los propios equipos españoles en los años 90, en mi época, querían participar en este tipo de clásicas. Decían “para que vamos a ir, para caernos y sufrir”. Por ejemplo, hemos tenido a uno de los mejores ciclistas para este tipo de carreras, como era Óscar Freire, y se tuvo que ir a un equipo holandés y se convirtió en uno de los corredores más cotizados allí. Eso indica la poca cultura de ciclismo de clásicas que había en España, pero desde dentro del propio pelotón, desde los mismos equipos.


S.- Es el caso de Alejandro Valverde quizá. Un ciclista que igual no está muy valorado dentro del deporte español –a pesar de estar cerca de las cien victorias-, pero en cambio en Bélgica es una estrella. En la previa que emitió Eurosport antes de la Flecha Valona se veía como la gente lo paraba por la calle para hacerse fotos y pedirle autógrafos.

Es que en Bélgica Valverde es un ídolo, como Tom Boonen. Incluso Tom Boonen dijo hace poco que para él Valverde es su ídolo, que hay muy pocos corredores que tengan la capacidad de subir bien y hacer bien las clásicas como Alejandro Valverde, que ni Sagan ni nadie, que el mérito es de Valverde. Gana clásicas, pero luego también sube bien la alta montaña. Ha ganado tres veces la Lieja-bastogne-Lieja y cuatro veces la Flecha Valona, así que cuando ves como lo recibe la gente en Bélgica lo entiendes perfectamente. Son las dos carreras belgas más tradicionales de un país en el que el ciclismo se codea con el fútbol como el deporte más seguido. Aun así, todavía el aficionado español le pone muchos peros a Alejandro Valverde porque no gana las grandes vueltas como churros… pero todo no puede ser. Tiene ciertas dificultades en la alta montaña, sino sería el Merckx del siglo XXI. Le falta ese poquito.


S.- Al hilo de lo que comentas, ¿quién crees que es el mejor ciclista del momento?

Ufff… es muy difícil. Diría que el que más me gusta es Alejandro Valverde. Como dice Boonen es muy completo, es un ganador. Gana cualquier tipo de carrera que se proponga. La pena quizá es que no se haya dedicado más a las clásicas. Es muy bueno para carreras duras de un día y con un final en el que si llega con veinte corredores les gana. Sencillamente, es un ganador. Me gustan más ciclistas. Me gusta Contador porque no falla en las grandes vueltas. Me gusta Purito, me gusta la gente que da espectáculo.


S.- ¿Hay futuro después de los tres corredores que has mencionado, Valverde, Contador, Purito?

Creo que sí, el futuro es lo único que nos queda a todo el mundo. En el ciclismo sucede igual, siempre después de una generación ha venido otra. Ahora está Landa, que ya está tomando ciertos galones y le quedan muchos años por delante. Tiene que venir gente nueva que tal vez aún no sabemos ni quiénes son. Futuro hay, lo que igual es difícil es reunir una generación como la que ha disfrutado el ciclismo español en la última década. Ha sido la generación prodigiosa del ciclismo español, con una gran cantidad de ciclista de calidad, ganadores natos. Hemos ganado campeonatos del Mundo con Freire, seis podios con Valverde, se han ganado las grandes vueltas, las clásicas, el oro olímpico con Samuel Sánchez… han estado Purito, Pereiro, Sastre… juntar una generación así va a ser complicado, claro, pero vamos a ver…


S.- A Ion Izaguirre nunca se le pone en esas quinielas… pero cada vez que tiene una oportunidad la aprovecha...

Ion Izaguirre es presente, no es futuro. Es un grandísimo corredor que está en la elite y ha hecho cosas muy buenas. Un corredor que si disputa una grande sin sus líderes –corre con Nairo Quintana y Alejandro Valverde- pues igual destaca. Es que estar en Movistar es muy duro para todos. Estar al servicio de Nairo y Valverde requiere un gran esfuerzo. Cuando lo dejen y Ion disputa alguna vuelta por libre se dejará ver. Cuando no están los jefes, los corredores de Movistar ya lo están haciendo y están ganando.


S.- Hablando del futuro del ciclismo, aparecen iniciativas como el campus que tu organizas y las actividades que hay alrededor. ¿La idea es hacer cantera, captar afición?

Es un poco ambas cosas. Se trata de que la persona que practica ciclismo, desde jóvenes ciclistas como Sandra Alonso, una de las grandes corredoras en la categoría junior –que vino al campus con once años- hasta el corredor de sesenta y tantos o incluso setenta,  aprendan de una forma segura y profesional. Los más jóvenes van adquiriendo conocimientos sobre las últimas novedades, sobre biomecánica, sobre entrenamientos. Estás encima de ellos corrigiéndoles cómo deben ir en la bici, sobre la seguridad vial. Creo que es un aporte general sobre el ciclismo. Luego cada uno tiene sus objetivos. La persona de sesenta años quiere aprender y divertirse. Diferenciamos los grupos por nivel.
S.- Ahora, ¿cuánto sales con la bicicleta?

Poco, con tanta carrera a comentar en la televisión tengo poco tiempo. Saco dos horas, dos horas y media como mucho antes de las transmisiones tres o cuatro días a la semana. Con poco tiempo me voy manteniendo.


S.- Llega el Tour, la Olimpiada… ¿Qué candidatos ves?

El Tour no está abierto a muchas sorpresas, las grandes vueltas en general. En el Giro si hemos visto la aparición del holandés Kruijswijk y el luxemburgués Bob Jungels. En el Tour es más complicado que se produzcan sorpresas. Está claro que Froome, Contador y Nairo Quintana son los grandes favoritos. Son favoritos por sus cualidades, pero luego en una carrera de tres semanas suceden muchas cosas, enfermedades caídas, mala suerte, buena suerte. Ser favorito en el Tour no sirve de nada si no se cumplen todas las premisas y que todo salga a favor.


S.- ¿Para Fabio Aru es pronto?

Creo que sí. Hasta que no corra el Tour por primera vez no vamos a poder tener opinión. Creo que estará delante como los jóvenes franceses, como Bardet, que creo que tiene que ir a más. Son buenos corredores para estar cerca del podio, pero son jóvenes y aún hay que ver cómo responden y su progresión. Creo que unos años si van a ser grandes favoritos.


S.- ¿Y en los Juegos Olímpicos?

Ahí un corredor como Valverde no tiene precio, pero hay muchos que en una carrera de un día van muy bien. Es una lotería porque los equipos son de muy pocos corredores y es muy difícil controlar. Corredores como Tim Wellens, muy valientes y que se mueven mucho… la Olimpiada es más complicada que un campeonato del Mundo a la hora de la importancia de correr en equipo. Hay que tener muy buenas condiciones físicas porque hay una subida durísima en el circuito final. Sagan también será uno de los favoritos y de los más marcados por los demás.


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